domingo, 21 de mayo de 2017

Versión heterodoxa de las «primarias» del PSOE

Corro el riesgo de ser considerado un extravagante si digo que el principal problema de los socialistas españoles no es el que se ha ventilado en el proceso de las llamadas primarias que finalizará esta noche. No digo que sea irrelevante la elección de la persona que ocupe la primera cátedra del partido. Es importante, por supuesto. Pero no es lo principal. Esta idea que confunde lo principal con lo importante es propia de la política vieja, engalanada con la aparente modernidad de las primarias. Es, sobre todo, la confusión entre renovación y recambio. El recambio puede ser una condición necesaria pero, por sí sola, es insuficiente.

Ciertamente, hemos visto hasta qué punto decenas de miles de afiliados al PSOE se han movilizado –tal vez como nunca lo habían hecho en su reciente historia--  para elegir a su secretario general. Y creado una tensión interna inédita, trufada en no pocas ocasiones de un trigo poco limpio. Un proceso más propio de fideísmos.  . El fideísmo es cualquiera de los varios sistemas de creencias que sostienen sobre variados argumentos que la razón es irrelevante a la fe, sea ésta religiosa o de otra naturaleza. Porque una determinada visión política puede derivar –como ha ocurrido muchas veces--  en religión. De hecho la fe es un vínculo que puede relacionar la religión y la política. Y siempre que se ha dado ha ido en detrimento de la razón política.

La crisis del PSOE, como la de la socialdemocracia europea, viene de lejos. El famoso Ok Ferraz del 1 de Octubre del año pasado no es el origen de la crisis, sino una consecuencia de errores y limitaciones, que nunca se quisieron ver. Es más difícil que un rico entre en el Reino de los Cielos que un equipo dirigente político reconozca sus errores. (Hecha la excepción de la congregación laica que preside la Madre Superiora de las Hermanitas de Andorra).

Sin embargo, los estrategas de cada uno de los contendientes (Díaz, Sánchez y López) han enfocado el litigio como si la crisis del partido tuviera un origen inmediato. Claro, con el mandato y beneplácito del tridente. Todos ellos han hurtado a «la militancia» ese dato: que la cosa viene de muy atrás. Así pues, este proceso de primarias ha tenido ese déficit de explicación. La conclusión implícita es: tras la elección de la jefatura empieza la remontada. Lo que no es posible sin hacer un análisis de las patologías del PSOE, sin proponer un proyecto, digno de ese nombre.

Ahora bien, un proyecto, con su trayecto gradual, no puede construirse sin su correspondiente referencia en torno a la reciente historia del partido. Y en este caso a sus lagunas y distracciones. Que son, grosso modo, en esta visión heterodoxa las siguientes:

1.--  El PSOE y la socialdemocracia europea presumieron siempre de que la implosión del modelo soviético no le afectaba, que sólo era cosa del comunismo. Con lo que vieron cómo entraban en barrena los partidos comunistas europeos, pero no se percataron de que también ellos mismos empezaban su parábola descendente.

2.--  Los principales dirigentes del PSOE se contagiaron de la sospechosa magia de la tercera vía que escribieron y llevaron a la práctica Tony Blair y Gerard Schröeder. Siguió bajando la parábola socialista en España y Europa.

3.--  El PSOE jamás de los jamases analizó el divorcio entre el partido y “su” sindicato, UGT. Que una relación histórica de este calibre no motivara ninguna averiguación de su por qué fue algo escandaloso. Ni siquiera que de aquel vínculo se pasara a algo meramente protocolario. Tres cuartos de lo mismo podemos decir de lo que ocurre en el Viejo continente sobre este particular.

4.--  Tampoco prestaron atención a la irrupción del movimiento de los Indignados y su posterior transformación en el partido de Podemos.  Cuando quisieron dar una explicación sobre ello fue de la mano de Susana Díaz con esta descomunal grosería: “Muchos de los que se indignaron –el 15M- pensaban que iban a poder tener su casita en la playa y que iban a conseguir que sus chavales fueran a la universidad y, además, tuvieran un master”.  Un intento grotesco de  darle una explicación a la situación en la que se encuentra el PSOE y por qué los jóvenes han dejado de votarle. 

5.— Por último, pero no menos importante, tres grandes cuestiones que someramente son las siguientes: a) el partido no ha dicho absolutamente nada sobre la gigantesca innovación y reestructuración de los aparatos productivos, la crisis económica y la cuestión social.

Así las cosas, ¿cómo no iba a entrar en barrena el viejo partido? Y si además nada de ello se quiso ver –o no se supo ver— el solipsismo socialista estaba cantado. El estilo de las primarias, también. Pronto veremos el resultado.

P/S. Sinceramente deseamos que el doctor don Alejandro Otero (en la foto) atienda al paciente.


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