El
Consejero de Sanidad de la
Generalitat de Catalunya es un hombre que no se anda con
chiquitas. Es, sobre todo, el encargado de llevar a la práctica lo que durante
tanto tiempo desearon, desde las franquicias de la política, los grandes
intereses del parné. A saber, la privatización de la sanidad catalana. Este
caballero no anda con remilgos ni usa de las metáforas de sus colegas de
gabinete. Boi
Ruiz acaba de declarar que “no imagina” una
sanidad basada en presupuestos distintos de los actuales. Los
«actuales» son, naturalmente, los que ha diseñado para trasladar la ingente
masa financiera de la salud pública a las cuentas corrientes de los privados. Yendo
por lo derecho: para ello fue nombrado responsable del negociado por parte del
president Artur Mas. Mas pone la metáfora de las «estructuras de Estado» y Ruiz
lo traduce –traduttore traditore-- por «estructuras empresariales». Que dicho a
lo claro es: del Estado social al Estado empresarial. Y puestos a engalanarnos
de metáforas la cosa sería: de la
Montaña de Saint Pelerin a la de Montserrat. Así pues, no es
una exageración maledicente sacar la siguiente conclusión: Ruiz y compañía
quieren una Catalunya independiente donde lo público tenga un zócalo
irrelevante.
Pero para
que la gran operación alcance plenamente sus objetivos es necesario que cuaje
al máximo la reductio ad unum. A
saber, el acompañamiento acrítico de la gran mayoría de la sociedad hacia el
macho alfa del president que, como la rosa de Alejandría, es soberanista de
noche y neliberal de día. Naturalmente esa gran operación precisa de la
eliminación del conflicto social. A ello apuntó el eurodiputado convergente Tremosa: «¿Derecha, izquierda? En el siglo XXI el conflicto es más entre la élite
extractiva madrileña centralista y las clases medias y populares catalanas». De
donde, por lo demás, sacamos otra conclusión añadida: aquí, las únicas élites
extractivas son las nuestras.
En conclusión, el aborrecimiento del conflicto por parte de
este eurodiputado tiene su lógica: es una interferencia a la reductio ad unum, ya sea por la
resistencia que expresa como por la alternatividad que propone. Y, en el caso
que nos ocupa, porque imagina lo radicalmente contrario a lo que plantea el consejero
de Sanidad en tanto que comisionado de los intereses empresariales en el ramo.
Radio Parapanda.-- EL LABERINTO GRIEGO
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