martes, 3 de junio de 2014

EN TORNO A PODEMOS



Hace un año que Javier Terriente desde la Vega de Granada se dirigía a la política de secano con dos artículos contundentes que publicamos en este mismo blog: (1) En la izquierda. ¿Es necesario un nuevo sujeto político? y  2) En la izquierda. ¿Es necesario un nuevo sujeto político?. Las novedades de las recientes elecciones europeas aconsejan que revisitemos las reflexiones del amigo atarfeño. Lo que parece evidente es que la experiencia de Podemos se acerca a las cavilaciones de Terriente y, en cierta medida, puede representar que una parte de las preguntas que se hacían empiezan a despejarse.

No creo que estemos todavía en condiciones de dar una respuesta acabada al fenómeno de ese temblor –o terremoto, según se mire--  de la irrupción de Podemos en la escena política española. Pero sí podemos proponer unas primeras cavilaciones indiciarias en este ejercicio de redacción. En todo caso, me parece evidente que Podemos ha aparecido, en sus primeros andares, como una alternativa posible al agotamiento, tal vez definitivo, del viejo modelo lassalleano y michelsiano de las formaciones políticas tradicionales así de las derechas como de las izquierdas: un modelo lleno de costra, visto por sus participantes como definitiva y dogmáticamente dado para siempre; un modelo que, desde hace décadas, es puro secano. Quienes, en mayor o menor medida, han recibido la pedrada como ojo de boticario harían bien en analizar desacomplejadamente lo que ha sucedido. Disculpen la impertinencia: Izquierda Unida y sus amistades también deberían averiguar, desde el avance que han conocido, cuáles son las características esenciales de la novedad de Podemos y las razones que le han llevado a entrar como un ciclón en la arena política. No es irrelevante, por ejemplo, que IU haya obtenido menos consensos que Podemos en Madrid.

Tengo para mí que el heraldo de Podemos ha podido ser que ha hecho aflorar a la política a centenares de miles de personas, unos, que bien nunca la hicieron en su sentido convencional y, otros, que se sintieron ninguneados o cansados de toda una vida de «servidumbre voluntaria». Y no pocos, cansados de tantas perplejidades por metro cuadrado, dijeron que hasta aquí hemos llegado. Paréntesis: ¿cómo se les ha puesto a algunos el cuerpo al ver que el primer ministro francés, Monsieur Valls, ha condecorado con la Legión de Honor al mismísimo Fernández Díaz? 

Por lo que unos y otros buscaron no sólo el proyecto que les era más cercano sino aquel que había substituido la verticalidad por la horizontalidad. Esto es, dejar de seguir la consigna que viene de arriba por la conversación que se hace entre todos y se transforma en deliberación. Es, por así decirlo, la concordancia entre programa y prácticas participativas: las presenciales y las de Internet.

De esa concordancia se ha desprendido el paso de va de la quejumbre a la acción política, conscientes –como nos dijo el maestro Pietro Ingrao— de que «no basta con indignarse».

A «la cosa» que formuló hace un año Javier Terriente les ha salido bien la cosa. Posiblemente porque, también, ha sabido aparecer como algo radicalmente nuevo. Un cofrade me dice: «Las propuestas que pude escuchar ayer al líder de PODEMOS, qué sorpresa... son las mismas que IU lleva haciendo hace ya bastantes años...nada nuevo bajo el sol».  Quizá no exagere mi amigo. Pero esta nueva organización ha sabido aparecer como algo inédito, incluso hasta en sectores que tradicionalmente habían votado a IU. Es decir, han tenido la vista de disponer de otro ajuar, y hasta su aparente adanismo,que han formulado con moderación les ha significado un plus.

¿Qué falta ahora? Algo que, de pasada, ha insinuado mi amigo Paco Rodríguez de Lecea: el «trayecto», esto es, el complemento de proyecto. En todo caso, veremos hasta que punto «la cosa» nos propone un trayecto y si tiene voluntad de compartirlo o tirar por la calle de en medio. Si ustedes se preguntan qué debe entenderse por «trayecto» les dejo con la voz razonada de mi amigo Paco Rodríguez de Lecea en  El proyecto y el trayecto. Entiendo que es una aportación a ciertos comportamientos rácanos y chabacanos de las izquierdas tradicionales.





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