martes, 13 de noviembre de 2012

DESHAUCIOS Y HUELGA GENERAL


En tres días, algo que llevaba años dándose contra un muro de cemento sin conseguir atravesarlo, lo ha hecho. 

No es que no hubiera buenas tácticas, adecuadas reivindicaciones, información detallada y, sobre todo, evidencia empírica al alcance de cualquier humano con algo de vista, un poco de inteligencia y un algo de sensibilidad. Pero lo cierto es que durante cuatro años, al menos, y a pesar de propuestas de leyes aportadas por la izquierda real, de manifestaciones, de oposición pacífica a la violencia con que se realiza el acto malvado y maldito del desahucio, casi nada se movía. Ni entre la banca causante de la epidemia, ni entre los grandes partidos hegemónicos, ni, en realidad, entre los medios de comunicación que difundían los hechos con una simpleza objetiva que echaba para atrás.

No es que no hubiera daños colaterales en esas acciones en las que la policía, la judicatura y los cerrajeros se ponían al servicio del poderoso para birlarle la vida al ya menesteroso. Claro que lo había y en abundancia. Pero eran ignorados en bien de normas fraudulentas y de intereses poderosos.

No es que incluso las iglesias, las que fueran, no hubiera voces que rezaban o, en algún caso, exigían poner la justicia al servicio de lo que debe: los derechos fundamentales, la constitución e incluso las normas de los creyentes.

Nada de eso faltaba, ni acciones, ni resistencia, ni información de los asaltos al más puro estilo medieval. Y, sin embargo, todo seguía, sino igual, si con un estilo de lo más parecido. Un muro de cemento formado por legislaciones del más estricto liberalismo decimonónico, por una judicatura de carácter tan aislado que casi parece formada por la pasta que aglutina el cemento, una policía disfrazada de caballero del mal al más puro estilo  Darth Vader, con el hierro que arma el cemento aportado por el sistema financiero más depredador que jamás se haya visto. Y todo el resto de lo que ustedes quieran complementar.

Pero de pronto, tal que un muro de Berlín, todo cede y unos y otros entonan un canto al cambio, a la justeza de modificar lo que ya sabíamos que era un puro y simple abuso aplastante de poder. El PP y el PSOE, que han estado dando la espalda al problema, votando en todas las ocasiones en contra de la adecuación normativa específica a los derechos humanos, se reúnen para alcanzar acuerdos que frenen la sangría principal de los pobres después del paro. Los mismos jueces se exclaman horrorizados de las acciones que la ley les obliga a hacer. Como los secretarios judiciales, como la policía que exige el derecho de conciencia, como los cerrajeros que no van ya a colaborar reventando puertas. Y, como la banca, que en forma de milagro le afluye el sentimiento de que hasta aquí podíamos llegar y que algo vamos a hacer, siempre que no nos dañe la cuenta de resultados. Eso ante todo.

Si en tres días lo que en cuatro años no se ha podido, se puede. ¿Dónde está la causa maravillosa de ello? ¿Hay algo nuevo en el ambiente? Tal vez un aire fresco que alienta el humanismo, la comprensión o incluso la caridad para algunos. Yo no lo he notado.
Siguiendo la causa efecto, llegamos a un suicidio que es, que se sepa, el tercero en intentarse y el segundo en producir una víctima mortal.

¿Es eso, la causa de todo este vertiginoso movimiento? Esa mujer que se lanzó al vacío es la que lo ha cambiado todo. Perdón. La que ha provocado que todo se mueva. Esperemos hasta saber hacia dónde va ese movimiento, no sea que el desplazamiento termine más o menos en donde empezó. Algunos intentaran que así sea.

Probablemente nunca sabremos a ciencia cierta en donde está la causa última, la gota que se convirtió en riada. Como tampoco sabremos por qué con los mismos datos nada se movió hasta anteayer. Unos dirán que el movimiento anti desahucios ha tomado mucha fuerza, otros dirán que simplemente se ha impuesto una cierta lógica social, al fin. Habrá de todo. Nada de ello está lejos de la verdad, pero nada de ello es la verdad.

Lo único cierto es que en determinadas circunstancias, lo que hasta ese momento parecía inamovible se derrumba o se eleva. Y, al margen de explicaciones plausibles, uno se alegra, uno toma fuerza, uno reafirma para mañana la huelga general. Tal vez un día, no sabremos cómo, también se produzca un golpe de efecto en las políticas económicas y laborales.

En todo caso, nada hubiera sido posible sin la lucha larga, agotadora, a veces con un presunto carácter de inútil (que no lo es). Nunca los intereses del poder, económico, político, incluso marital, cambian sin arriesgar, sin presentar batalla. Luego hablaremos de la sorpresa y de nuestra incomprensión del fenómeno y de los múltiplos factores del cambio. Todos colocados convenientemente sobre la lucha diaria y permanente por los derechos, por las libertades, por la justicia, por una sociedad de personas libres.

Lluís Casas, sorprendido y lírico.


Addenda. Hemos recibido el comentario de Baldo Salicrú, que reproducimos en portada. 


Hoy las formas verbales del futuro y el modo condicional son afortunados descubrimientos en el lenguaje político-electoral, más electoral que político. Prometer futuro tiene buena prensa, así en Cataluña como en el conjunto de España. Mañana no habrá desahucios. Mañana, la deuda será más llevadera o, simplemente, no existirá. Las pensiones serán mañana más dignas. ¿La tasa de paro? eso, mañana se resolverá. Desde Europa mañana se nos salvará… El modo potencial aparece también hoy bajo la noble tarea de poner color a la espuma de los días. Nos habla, no menos elocuentemente, en el mismo lenguaje de aquel popular violinista en el tejado: y si yo fuera rico, me compraría un borrico tirori...

Estamos en un mañana permanente, encadenado a la tiranía del presente electoral. Y nos quedan algunas semanas para seguir oyendo ese sonsonete del “Mañana, Mañana….” o, en su lugar, del “Si yo fuera…”. Quienes lo utilizan lo hacen con inteligencia, sabiendo defender los intereses que, por extensión, son presentados como nuestros propios intereses. Amantes, con largos años de experiencia, a los juegos de casino, al farol de los cuatro ases, al todo o nada, estos hombres y mujeres nos embelesan: vemos ese mañana, por fin, a mar abierto, con rumbo y hacienda propios. ¿Será verdad? ¿Alcanzaremos con nuestros hijos la tierra prometida? ¿Nos recibirá en su seno el Ungido, dispuesto con mandil y los brazos abierto a ofrecernos una xocolata a la tassa en el Pati del Tarongers? ¿Por qué dudas hombre de poca fe? Las montañas son móviles y móvil es nuestra pasión. Pero además, el monstruo de las galletas, con barba y pelo teñido, es como un hombre del saco con acento gallego. Sólo por eso debemos permanecer unidos. Ya se sabe, que la familia que permanece unida, muere unida.

Por eso os pido el voto por aquel que es nuestro Salvador, para unirme a las huestes de ese bravo corazón que todo lo que da, lo da por nosotros: la sanidad pública, la educación pública, la administración pública, la televisión pública, los espacios públicos, la deuda pública… Todo, absolutamente todo, lo hace sólo y solamente pensando nuestro mañana, en nuestro bienestar. Cuanto más da, más grande se hace. Porque el proyecto es conseguir un Estado para nuestro pueblo, eso sí, un Estado sin Administración. Para qué empezar tan mal como otros, aprendamos del pasado, libre de deudas y de deudores, privaticemos la Administración. Y después, si viene al caso, el Parlament. Después, pelillos a la mar… Porque si ese mañana no se hubiera postergado tanto tiempo, otro gallo nos hubiera venido cantando. No seamos desagradecidos, que el destino, como el cartero, sólo llama dos veces.

Pero mañana, es decir, mañana día 14 de noviembre de 2012, lo que sí habrá es una Huelga General. Comerciante, si quieres piensa en mañana también, pero sobre todo piensa en quién te podrá pagar a este paso el precio de los cominos.





1 comentario:

  1. Deshaucios: de aquellos polvos estos lodos (en mi blog)
    "El banquero es un señor que nos presta el paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover" - Mark Twain.
    Hasta hace una par de décadas los bancos y cajas en nuestro país eran entidades respetadas por todos. http://bit.ly/PTswAs

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