Después de haber hecho un buen trabajo de explicación
de los motivos de la convocatoria de la huelga general del 14 de noviembre, conviene
que te preguntes –al igual que Kurt Wallander— si algún pequeño detalle se te
ha pasado por alto. Ya sabes que el
diablo está en los detalles. Por ejemplo, ¿tuviste en cuenta algún gesto de
indecisión de aquel sindicalista que no se las tenía todas consigo? Es verdad
que lo primero son los grandes movimientos, y estás en ello, pero hay momentos
que los pequeños detalles se convierten en grandes cuestiones sin saber
exactamente por qué.
Te felicito, has conseguido que las empresas más
importantes de tu pueblo hayan decidido secundar la huelga. Pero, ¿lo
comprobaste de verdad? Son los detalles de la huelga general.
Otro ejemplo, ¿orientaste a que aquellos comercios
de la zona tengan, desde hoy mismo, los cartelillos anunciando a la ciudadanía
que ese día estarán cerrados? Son los detalles de la huelga general.
¿Has preparado bien las palabras de aliento que
deberías decir momentos antes de que salgan los grupos, cívicamente organizados,
de la extensión de la huelga? No improvises porque también eso forma parte de
los detalles de la huelga general.
Dos cosas más. Uno, ¿le has explicado a tus hijos
pequeños, a tus nietos por qué y para qué este país se ha plantado? Dos, ¿has
puesto en el frigorífico dos cervecitas para que, al final del día, os las toméis
en casa tú y tu señora a la salud del trabajo bien hecho? (Tus hijos ya lo
celebrarán a su aire). Aunque, no te lo creas, también son dos detalles de la
huelga general. Que hermana a portugueses, españoles, italianos, griegos, …
a mi modo de ver, es un comentario genial. Y enseña mas que muchos panfletillos al uso.
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