viernes, 17 de julio de 2020

¿Por qué Torra rechaza todo tipo de ayuda sanitaria?


¿Por qué el Gobierno de Quim Torra rechaza toda petición de ayuda? No es fácil responder a esta pregunta porque los mecanismos del razonamiento de ese personaje no parecen muy convencionales. Pero algo se puede insinuar: Torra y sus hermanos teme ser visto y no quiere ser controlado por nadie. Es decir, fracasada estrepitosamente su teoría --«nosotros lo haríamos mejor que el gobierno de Pedro Sánchez»-- tiene aversión a enseñar sus vergüenzas, esto es, los motivos que le han llevado al fracaso. Los trapos sucios se lavan en casa, cerrada a cal y canto. 

Ya saben ustedes hasta qué punto la situación de la pandemia se ha complicado, primero, en Lleida y, después, en el cinturón metropolitano de Barcelona. Una situación inquietante, decíamos ayer. Días atrás la alcaldesa de Hospitalet, Núria Marín, ofreció ayuda de rastreadores del virus. La respuesta de Torra fue silencio absoluto. También la alcaldesa Colau hizo lo mismo. Respuesta: mutis total. Más todavía: tenemos información fidedigna  de un grupo de investigadores de la Universidad de Bellaterra que se pusieron a disposición de las autoridades para colaborar, gratis et amore, en lo que hiciera falta. Silencio administrativamente sepulcral. Y lo peor de todo fue que siempre afirmaron, Torra y Alba Vergés,  que «el número de personas que tenían era el adecuado».

Pero todo lo que tenían era un trampantojo, incluso el contrato con Ferrovial, del que se sigue sin saber absolutamente nada. Caos total. Y, como decíamos ayer, una competición entre los post post post convergentes y ERC por ver quién acumula más incompetencia en el uso de sus competencias. Y algo aparece en el horizonte: ha caído de bruces la imagen de eficacia y laboriosidad de «los catalanes» en todo el mundo. Atención: la imagen supremacista que propalaron desde el obrador de Waterloo, el vicariado de Torra y, ahora, la aparente sobriedad de los de Junqueras es pura filfa. Una imagen bananera. «España, estado fallido», según afirmó un desajustado Puigdemont no hace tanto tiempo. La novedad es, además, que ERC comparte con Torra el desprestigio de la gestión ineficaz desde los comienzos de la pandemia. En cierta medida la Vergés recuerda a la ministra Ana Mato del PP, espectacularmente incompetente.

De aquí que ERC se viera obligada a reaccionar mediáticamente contra esas imágenes que enturbiaban su profesionalidad. Un periodista tan temperado como Antonio Franco apunta la siguiente tesis: había que desplazar durante unos días de los informativos el desastre de la gestión del coronavirus en Cataluña. Frente al caos se pone en marcha el asunto del espionaje al presidente del Parlament y al reputado excursionista político Tete Maragall.   Algo de ello dijimos el miércoles pasado en “¿El espionaje de las cloacas o de la fantasía?” (1) O sea, como dejaron cantado, primero, Pepe Marchena y, recientemente, José Mercé: la mancha de la mora con otra verde se quita.

Addenda.--- No hagan caso de la foto de arriba. No tiene ninguna relación con lo que decimos. Es pura coquetería de tiempos mozos. En ella se pueden ver a Daniel Povedano, Antonio Gutiérrez y un joven con gafas y pelo alborotado.  



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