Están
pasando cosas en el mundo que obligan a Yolanda
a darnos, como mínimo, un anticipo de su proyecto. No es conveniente que nuestro
personaje siga procastinando. Tanta
tardanza podría llevar a la depreciación de dicho proyecto y, por consiguiente,
a la pérdida de una posible oportunidad. Sí, están pasando cosas, cosas muy
significativas e importantes.
Sin
ánimo de ser exhaustivo: la cruel guerra de Putin
contra Ucrania; por tercera vez Le Pen ha
conseguido estar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas,
alcanzando ahora la importantísima cota de casi el 42 por ciento del
electorado; la entrada de Vox en el
parlamento de Castilla—León; la convocatoria de elecciones en Andalucía que
pilla a las izquierdas con los meado en el vientre; las apreturas del gobierno
de Pedro Sánchez; la inflación que parece desbocada…
Mientras que en Hong Kong miles y miles de contenedores hacen en la siesta en
el puerto, taponando los circuitos de distribución.
No
estoy diciendo que Yolanda pueda resolver tan descomunal quilombo. Simplemente
me limito a bosquejar en qué mundo estamos aquí y ahora. Y más concretamente:
ese contexto poco halagüeño necesita cuantas señales de mejoría, por modestas
que aparentemente sean de menester. Pero, además y por si fuera poco, estamos
en otro momento en que las izquierdas parecen tener anorexia: la hecatombe de
la izquierda tradicional en Francia, la patológica división entre los hijastros
de Putin y el resto
de la izquierda; la dimisión del candidato de la sedicente izquierda alternativa
andaluza, el reputado profesor José Antonio Pérez
Tapias, agobiado porque en las redes sociales los hijastros de Putin le pusieron
como un pingo, porque defiendo el derecho de Ucrania a defenderse con sus armas
y las que le lleguen solidariamente.
Cierto,
si Yolanda presenta su proyecto –o, al menos, da un anticipo— no se arreglaría
el mundo. Pero un modesto hálito de esperanza –una novedad positiva—aclararía algo.
Con todo, si el proyecto se retrasara ad calendas graecas cundiría la sospecha
de que el proyecto de Yolanda es ella misma.
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