Leo
la prensa diariamente por puro vicio y rutina. La costumbre me viene desde que
era niño chico en Santa Fe; en mi casa estábamos suscritos al Ideal de Granada y al Abc de Sevilla que, según el maestro Ferino, no era tan facha como el de Madrid. Así que un
servidor se creía que era el niño más informado de la Vega. Pero esta rutina se
está convirtiendo, de un tiempo a esta parte, en una angustia que me deja
atribulado durante todo el día.
Hoy,
por ejemplo, leo las noticias dramáticas de esta guerra de Putin contra Ucrania. La
tribulación de ese gran drama me llena de ansiedad. La cosa no tiene trazas de
acabar, ni siquiera medio bien. Descanso y me viene a los ojos una gacetilla
del afamado periodista Andreu Missé en El País, titulado –así de escueto-- 97,8 %. Más tribulaciones, más angustia; desde luego
no comparable con lo de la guerra. En
síntesis, Missé nos explica –tomando como fuente al mismísimo Consejo General
del Poder Judicial— que el pasado año se dictaron 123.938 sentencias de las que
97,8 por ciento fueron favorables a los clientes. Y que desde 2017, tras la
puesta en marcha de los juzgados especiales, han recibido 713.129 demandas, la
mayoría han sido condenatorias para la Banca. Primera conclusión provisional: menos
mal que tenemos a la Justicia que nos
defiende de la Banca. Segunda conclusión también provisional: los servicios
jurídicos de la Banca asesoran a los
dueños para que roan los depósitos de los clientes, son dicho a la pata la
llana unos depredadores fulastres.
Más
todavía: para ganar el pleito cada cual tiene que hacer un peregrinaje de covachuela
en covachuela, como la descrita en su día por Mariano
José de Larra, padre de los periodistas españoles que dignifican la
profesión. Pasan años hasta que se celebra el juicio. Viene después, tras la
sentencia favorable, otro peregrinaje por otras tantas ventanillas, ojos de
buey y puertas traseras hasta que al final es posible que el demandante haya
muerto. Véase el caso de ese abogado coruñés: tras una reclamación hecha en
2021, la Audiencia le ha citado para el 28 de setiembre de 2026. Ese día se
celebra la memoria de los siguientes santos: Wenceslao de Bohemia, Anemundo de Lyon,
Caritón de Laura, Exuperio de Toulouse, Fausto de Riez, Salonio de Ginebra,
Simón de Rojas, Zama de Bolonia, Eustoquio de Belén, Leoba de Maguncia, que
francamente nada tiene que ver con lo que estamos comentando.
¿En los puentes de mando de
la política se sabe algo de estas cosas que mortifican a centenares
de miles de personas de carne y hueso? Lo saben. ¿Y por qué no intervienen? Ya
lo dejó escrito don Francisco de Quevedo y Villegas: «Poderoso caballero / es don Dinero».
Menos reformas de
chichinabo y más ir do se encuentran esos aparentes pequeños problemas que joden la marrana a dios y su madre. Ya lo dijo aquella formidable mujer, Teresa de Ávila, «también en los pucheros
anda Dios».
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