El
gobierno polaco está intentando subirse a los faldones de la Unión Europea,
aunque formalmente quien está al frente de esa operación es el Alto tribunal. Los
jueces, en esta ocasión, son la prótesis de los ultraconservadores del partido Ley y Justicia que
llegó al poder hace seis años. La cuestión de fondo que se deriva es, como se
sabe, quién tiene la primacía legal si la legislación comunitaria o la polaca. No
es un asunto baladí, es cosa de los fundamentos de la arquitectura institucional
europea.
Entiendo
que las autoridades comunitarias no pueden ir templando gaitas en este caso.
Pues, si tal hiciera, estaría cantado una posición similar a la polaca en otros
países –pongamos que hablo de Hungría— y daría aliento a los partidos políticos
y movimientos anti europeístas. Más todavía, se estaría defraudando a los
centenares de miles de manifestantes que el otro día se manifestaron en
diversas ciudades de Polonia a favor de la UE.
Algunos
sectores políticos en España recomiendan prudencia a los halcones
de la UE, decididos a aplicar la Constitución Europea, al tiempo que infravaloran
a los ultraconservadores, polacos y húngaros, como revoltosillos. Se les ve el
plumero.
Úsese
la diplomacia, pero déjense las gaitas para otros menesteres. Los fundamentos y
las paredes maestras de la casa europea no se tocan (si no es por consenso);
con el patio y el retrete de cortesía ¡que hagan lo que quieran!
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