Después
del fin de semana largo no hay más remedio que volver a la ambulancia. Vamos
con tiempo suficiente. A la altura de Arenys de Mar, la Synera de Salvador Espriu, caigo en la cuenta de que, tras la
finalización del rave de Llinars del
Vallès, los residuos humanos de dicho fiestorro pernoctaron, en la playa de
Arenys, camino de sus madrigueras en Francia, Bélgica y Alemania.
Sabemos
de buenísima tinta que la cosa se
estaba organizando desde hace tres meses. Nadie captó la operación; fallaron
los sensores –si es que los hay-- de las
autoridades gubernativas catalanas para conocer e impedir el macro jolgorio. La
prensa, además, informa que no menos de 800 personas entraron y salieron
durante los días que duró el rave. 800
haraganes entrando y sacando lo peor de sí mismos de aquella catedral fabril
que, con las reconversiones sucesivas, se fue a pique. Sólo los vecinos alertaron
a las autoridades de aquel despimporren.
La
Consejería del Ramo de la Generalitat se enteró cuando ya estaban en plena
diversión. A pesar, como se ha dicho, de que se estuvo preparando durante tres
meses. Me llena de inquietud que los servicios de seguridad hayan estado en la
inopia. Me estoy refiriendo a la lidership
de los Mossos de l´Esquadra. Una de las posibles explicaciones de dicha desidia
sea que todas las consejerías –y también la del ramo— llevan muchos meses en
plena trifulca como expresión de la bronca política por el reparto de la túnica
sagrada entre Waterloo y ERC. Y por si faltaba poco la cosa se ha agravado
porque, tras la vuelta al puente de mando del mayor Trapero, se han
reorganizado todas las piezas del mecano independentista de Interior. Con todo,
hay algo más de fondo, a saber: la falta de profesionalidad al mantener un
estilo rígidamente burocrático al margen de las variantes que introducía la
pandemia. Se ha dirigido al Cuerpo como si estuviéramos en una situación de
normalidad.
La
orientación del independentismo en exhibir buena gestión como reclamo electoral
para la fecha de san Valentín ha sufrido un serio revés. Lo que presume
Waterloo se lo tira por tierra ERC. Y viceversa.
Oído
cocina: no es cierto que la brillantísima periodista, eminentísima profesional,
distinguidísima presentadora Leticia Sabater estuviera
presente en el rave de Llinars. No,
ella se encontraba en otro rave,
organizado en su chalet, en la Nochevieja, tan glamurosamente ilegal como el de
Llinars.
Post
scriptum.--- Don Venancio Sacristán afirmaba que
«Lo primero es antes».
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