Repaso
mi cuaderno de notas y veo que tengo atrasados algunos comentarios. Apunté hace
algunos días que circulan por los mentideros políticos barceloneses que Íñigo Errejón prepara su
lista para las elecciones autonómicas que se celebrarán el 14 de febrero,
siempre y cuando don Rafael
Ribó no le ponga reparos. En todo caso el rumor viene avalado por la
circunspección de La Vanguardia. Lo
que quiere decir mucho o, por el contrario, no decir nada. Da incluso el nombre
del candidato errejonista por Barcelona. Se trata de Juan Antonio Geraldes, politólogo. Sería la
segunda vez que Errejón repitiera lista y candidato por Barcelona.
Si
la noticia es cierta, ¿qué sentido tiene esta nueva candidatura de la
izquierda? Ya me guardaré mucho achacar a Errejón intenciones divisionistas.
Esta es la primera tentación que se me ocurre. Pero la deshecho por vulgarmente
facilona. La explicación sería la torpeza del que fuera fundador de Podemos.
Una torpeza reincidente. Más todavía, entiendo que ni siquiera tendrá fuerza
para arañar votos a sus competidores, sean estos los que fueren. Aunque bien
pudiera ser –repito, de ser cierta la noticia--
que fuera una pica para poder negociar un lugar en la lista de En
Comú—Podem o donde quiera que fuesen.
Me
imagino la respuesta: «Aquila no capit muscas». O sea, el águila no caza
moscas.
Me
quedan trece días de tratamiento. Mi acompañante habitual, un anciano que tiene
mi mismo tratamiento, acaba mañana. Le felicito, pero me extraña su reacción de
desagrado: «Más tiempo con mi señora».
Volvemos
a casa. Leo: «El Tribunal Supremo de los Estados Unidos no va a decirnos quién
es el próximo presidente. Nosotros, el pueblo, lo haremos». No es un peón
caminero de Ohio, es Michael
Flynn, ex consejero de Seguridad. Es la exhibición rotunda del
insurrecionismo que Trumpp ha ido amasando en los últimos tiempos. Por partida
doble: no se acepta la voluntad de la mayoría, ni de la autoridad de aquellos,
los Tribunales, a los que se ha recurrido.
Es
un insurreccionismo, que se ha ido moldeando a través de las 25.000 mentiras
contabilizadas (dice George Packer) que ha difundido el Hombre—bronca. Es la
conclusión del mensaje trumpista y la recepción de centenares de miles de
personas --«autoexiliadas de su autonomía personal», una patología emergente
así en Cataluña como en los EE.UU.— que seguirán a pies juntillas el tuit made
Viejo testamento.
Entiendo
que la novedad que nos viene desde Norteamérica es la siguiente: hasta hace
relativamente poco, lo que venía del Imperio era una potente influencia que se
seguía con mayores o menores dosis de papanatismo; la elección de Biden—Harris cambiará la presión del trumpismo hacia
el resto de Occidente. Pero el trumpismo estará presente. Cierto, con la enorme
desventaja de haber perdido las elecciones. Eso hemos ganado.
Post
scriptum.--- Se puede ignorar que Eratóstenes
construyó la criba de los números primos. Mejor que no. Pero es imprescindible
saber que «Lo primero es antes». Lo enseñó don Venancio
Sacristán.
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