No
toco de oídas. Tengo delante la partitura. Sé quiénes son los héroes de estos
tiempos. Es el personal sanitario que está pechando con lo peor que se ha dado.
Son héroes individuales que, cada uno en lo suyo, ha dado lo mejor de sí mismo
sobrepasando con mucho eso que se llama el deber exigido. Es lo que me dice la
partitura.
No
toco de oídas: he estado ingresado en los hospitales de Calella, Mataró y can
Ruti de Badalona. No por el coronavirus, sino por dos cánceres –uno de colon y
otro de próstata— que se empeñaron en hacerme la pascua. En todo ese itinerario
he comprobado la solidez profesional, la bonhomía y los afectos de todo ese
personal, de todas las categorías profesionales. Lo digo sin protocolo,
simplemente como constatación de un hecho.
Mi
viejo amigo Quim González dejó alto y claro sus
impresiones sobre estos héroes en las impresionantes crónicas que diariamente publicaba
durante su obligada estancia –estuvo afectado por el covid— en el Hospital de
Palamós. Se llaman Desde la ventana de
hospital y son un testimonio
valiosísimo de la vida de un paciente, extensivo a centenares de miles de
pacientes (1).
Mi
héroe, siendo yo niño chico en Santa Fe, capital de la Vega de Granada, era el doctor
don Luis Villarejo, tío de don Carlos Jiménez Villarejo. Cada dos por tres estaba en mi casa para
tratarme de la tosferina, el sarampión, las anginas y las vegetaciones. Yo lo
pillé todo. Cuando más tarde leí las novelas de Pearl
S. Buck la cara del héroe se me antojaba la de don Luis. Me molesta que
el mercado haya sepultado las novelas
de esta escritora.
Los
héroes de nuestros tiempos. Que, sin embargo, han pasado de ser eso, héroes, a ser
afrentados por centenares de miles de personas que se van de parranda sin
respetar norma alguna y ejerciendo ese dudoso título de Echaos p´alante.
Provocadores de desgracias. Una cofradía interclasista, aunque todos ellos
quintacolumnistas, que va desde el
pelagatos diplomado hasta el eurodiputado húngaro, que en Budapest considera el
culo como algo pecaminoso y en Bruselas es gloria bendita. Cierto, esa cofradía
no es la mayoría, pero tampoco es una cantidad irrelevante.
Los
héroes no harán distinción entre un contagiado involuntario y uno que parece que desesperadamente
está buscando contagiar al prójimo.
Los
héroes que no son tenidos en cuenta en todo lo atinente a su condición
asalariada.
Han
pasado, desgraciadamente, del aplauso
colectivo a una cierta indiferencia.
1)
https://elblogdequim.wordpress.com/2020/04/03/4-de-abril-desde-la-ventana-del-hospital/
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes»,
decía don Venancio Sacristán.
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