Gallo
viejo, gallo nuevo frente a frente en la preselección de candidatos a encabezar
el cartel electoral de Junts,
el partido del hombre de
Waterloo que comportaría optar a la presidencia de la Generalitat. Gallo
viejo, Damià Calvet,
consejero de Territorio del «governet»; gallo nuevo, Laura Borràs, portavoz de Puigemont en el Parlamento
español. El viejo y el nuevo comparten página –la mitad cada uno-- de La Vanguardia, entrevistados por la García
Pagán.
La
poquedad política y cultural del independentismo se refleja en las
declaraciones de ambos candidatos. Son casi indistinguibles. Hay que poner la
lupa para ver las posibles diferencias que llevarían a que, en las primarias,
los electores tuvieran suficiente información para preferir a uno u otro gallo.
El paciente escrutador podría ver que la Borràs --«no podemos aparcar las
decisiones que lleven a la independencia»--
da la impresión de tener ideas atropelladas. Preguntada por la presunta adjudicación
irregular a un amigo de 18 contratos por valor de 259.863 euros cuando dirigía
la Institució de les Lletres Catalanes --unos hechos que, según el Supremo,
podrían constituir presuntos delitos de prevaricación y malversación-- responde pizpireta que eso se debe a la
insolvencia contrastada del Tribunal Supremo. O sea, la culpa de que yo delinca
la tiene quien me juzga. Mientras que Calvet, con una cierta pachorra,
cree que la independencia «va para más allá de una legislatura». Sea, no es irrelevante.
Con
todo, ambos dan una pista para que su electorado los ubique. Calvet indica que
es apoyado por Jordi Turull
y Josep Rull, ambos macizo, primero
del pujolismo y después de Artur
Mas, ambos en prisión. La Borràs es carne y uña de Quim Torra, que según el
todopoderoso David Madi,
independentista hasta el cuero cabelludo, es un «cabra loca».
Así,
pues, la herencia de Puigdemont, al igual que la de Cantora, la finca Pantoja – Rivera, se ventila entre lo más tronado de las cosas del presente
siglo. Es la decadencia de aparentes glorias del pasado. Puro folclore hoy en
el mundo de la globalización. Los dos gallos –el viejo y el nuevo— sin plumas y
cacareando.
Una
decadencia que no solo es cultural sino económica. Da que pensar que nadie del
gobierno catalán acudiera al acto celebrado recientemente en Valencia sobre el Corredor
del Mediterráneo. Valencia y Zaragoza están de enhorabuena: se están comiendo
viva a Barcelona.
Post
scriptum.--- Del 1 al 100 solo hay nueve
números que sean divisibles por 11. Vale, pero ¿qué es eso comparado con la
sentencia de don Venancio Sacristán: «lo primero
es antes»? Calderilla.
Segundo
post scriptum.--- Gracias a los amigos,
conocidos y saludados por las muestras de afecto y buenos deseos a mi persona.
No es necesario que me deseen ánimos; me sobran para dar y vender. Los vitorinos pastueños a mi lado son angélicos
del cielo. Además, estoy en manos de los profesionales de can Ruti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.