jueves, 22 de octubre de 2020

La moción no es una "patochada"


 

1.--- A veces, agarrarse a la ´navaja´ de Occam no da buenos resultados. Eso es lo que, me parece a mí, le pasó ayer al brillante portavoz del PNV, Aitor, cuando calificó la moción de censura como  una «patochada». No lo fue, en mi pobre entender.  La apariencia indicaba –eso sí— que aquello era una tomadura de pelo. Pero, ¡quiá! La cosa tenía su intríngulis en tres derivadas. Primera, demostrar a propios y extraños que el único dirigente de la derecha es Abascal, situando a Casado como un político del quiero y no puedo. Segundo, dar solemnidad parlamentaria a esa España que, según Machado, «ha de helarte el corazón», que hasta la presente estaba sesteando.  Tercero, anunciar a bombo y platillo que Abascal es el Enviado de Trump en la Tierra, de ahí las recurrentes críticas a China y a la Unión Europea, ejemplo de la rancia grotesquez de lo hispanamente carajillero; y, de paso, echarle un cable en puertas de las elecciones norteamericanas. De esa manera el candidato pondrá la mano para que el americano le envíe un suculento aguinaldo.

Así pues, de patochada, naíca de ná. Los escribidores del discurso de la moción tenían unos objetivos perfectamente diseñados. Que, ciertamente, en las réplicas desaparecieron. No es lo mismo leer un texto hecho por los negros que responder a cuerpo juncal, sin partitura.

La navaja de Occam, pues, es tan fiable como el método OginoKnaus.  

 

2.--- La (sólo en apariencia) estrambótica moción de censura, que ha presentado Vox, terminará como estaba pronosticado por los romanos y los cartagineses. A saber, con la soledad de quienes la activaron y con un reforzamiento del Gobierno, una vez constatado que –por el momento y durante un tiempo difícil de precisar— Pedro Sánchez no tiene quien le mueva la silla. De ello nos felicitamos. Con todo, la ciudadanía que ha seguido la sesión a través de la radio y la televisión habrá podido comprobar hasta qué punto de degradación ha llegado la vida parlamentaria. Los equidistantes remilgados no nombrarán a los responsables concretos de esa esquizofrenia política, serán genéricamente «los políticos». Nosotros no tenemos empacho: las derechas de secano y orinal han orquestado esa zahúrda, y –a falta de proyecto que llevarse a la boca--  han organizado ese barrizal, que con toda probabilidad durará.

Pablo Casado posiblemente arreciará su patológica bronca porque necesita demostrar a sus mesnadas lo infundado de las acusaciones de «derechita cobarde». Y, por otra parte, los de Abascal no querrán perder comba en esa competición cacofónica.

Es el momento de Arrimadas. Su discurso de ayer por la tarde fue constructivo y, todo indicaría, que poco a poco intenta alejarse de la toxicidad de aquel Rivera que dejó Ciudadanos hecho unos zorros. Doña Inés tiene buen olfato. Empieza a hablar como los dirigentes de la derecha económica: acuerdos y pactos. Que hasta ahora tienen mejor relación con la ministra de Trabajo, Yolanda Díez, comunista hasta el cielo de la boca.

La bronca continuará, ya lo hemos dicho. Seguramente con más diapasón todavía. Por eso es preciso que los dirigentes socialistas y de Unidas Podemos tengan el mayor temple para no caer en la provocación. Seamos claros: el destajismo de los insultos tiene dos explicaciones. Una, es consecuencia de la ausencia de proyecto político; dos, se lanzan las provocaciones para que se pierdan los estribos. Así pues, temple; mucho temple, incluso flema.

En todo caso, el resultado de la moción de censura es un punto de inflexión que demuestra que: las derechas numantinas no tienen proyecto, pero pueden trasladar a la calle un intermitente desasosiego social. De ahí, el temple que se reclamaba antes.

Ahora bien, soy del parecer que el gobierno debe aumentar sus relaciones y mejorarlas con los socios preferentes. Los grandes retos siguen pendientes: aprobación de los presupuestos y buen diseño de la distribución de los fondos europeos. Lo uno y lo otro con el objetivo de combatir la pandemia. Esto es el ´antes´ de lo ´primero´ que define los pasos tácticos que propone este blog.

 

Post  scriptum.--- Don Venancio Sacristán, mecánico ajustador y filósofo post socrático siempre enseñó que «lo primero es antes».


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