martes, 22 de septiembre de 2020

Simultáneamente banderas en Madrid

 

Simultáneamente sobre chispa más o menos en Madrid --«castillo famoso», según poetizó Nicolás Fernández de Moratín— se produjo una situación chusca: lo uno, sigue dando que hablar el caso kitchen; lo otro, Pablo Casado –el mismo que viste, calza y dio esplendor a los más brillantes fichajes políticos (el predicador protestante de Huelva Juan José Cortés, la señora Álvarez de Toledo y el repescado Carlos Iturráiz) acusa de «corrupción institucional» al Gobierno de Pedro Sánchez. Casado casaseno nunca aprendió que quien acusa debe tener las espaldas bien cubiertas. No lo aprendió porque los anterores grupos dirigentes de su partido nunca lo supieron. Más todavía, nunca estuvo al tanto de que la falacia política «la mejor defensa es un buen ataque» es difícil gestionarla en política. Hasta el punto de que eso, entre otras cosas, le costó a Rajoy la presidencia del gobierno. Mientras tanto, banderas, banderas, banderas en Madrid, expuestas con la elegancia de un péplum de cartón piedra.

Simultáneamente, don Luis Navajas, teniente fiscal del Tribunal Supremo, vinculado a corrientes conservadoras, denuncia las presiones que recibe por parte de la División Ultra –entre ellos la de Consuelo Madrigal— para que actúe contra el Gobierno por su política ante la pandemia. Mientras tanto –ya lo hemos dicho más arriba--  Casado, en un arranque de insensata niñatez, propala que Sánchez es un ´corrupto institucional´. O los barones del PP le ponen un bozal a este niño bitongo o su travesía del desierto será de bigote. Mientras tanto, banderas, banderas, banderas en Madrid, Madrid, Madrid. De tanto manosear el significante se pierde el sentido del significado.

Y, simultáneamente a tanto despliegue banderil, Isabel Díaz Ayuso –que el ingenio castizo ha bautizado como Ida— se lanza al ruedo del nacionalismo de casquería  –mitad Perico Chicote, mitad Agustín Lara— y  exige que a Madrid no se le puede tratar como al resto de las comunidades autónomas. Lo que me recuerda una anécdota personal: en cierta ocasión, siendo yo un mozalbete, me enfrenté a un cura de olla recordándole que «ante Dios todos somos iguales». El quídam reaccionó con teológica brillantez: «Ante Dios, el superior es el superior y el inferior es el inferior». Mohíno tuve que tragarme el sapo. Eran los tiempos del papa Pio Doce.

Mientras Ida incita a tratar a Madrid como Región—Estado, la «capital de la Gloria», que dijo Alberti,  reacciona y declara lo que ustedes verán en EL COLECTIVO VECINAL, LA MAREA BLANCA, LOS SINDICATOS Y LA IZQUIERDA POLÍTICA DE MADRID UNIDOS FRENTE A LAS MEDIDAS SEGREGADORAS DE LA COMUNIDAD DE MADRID

Simultáneamente, Quim Torra, el presidente del caos, usa el ordeño y mando, diciendo que nadie vaya a Madrid. Ordeña, pero su vaca no tiene leche; manda, pero no tiene bastón.

 

Post scriptum.--- ¿Les he dicho alguna vez que don Vicente Sacristán enseña que «Lo primero es antes»? Disculpen mi mala memoria. 

 



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