Don
Carlos Lesmes es un
pícaro, un pillo que ejerce de tal, al menos en su condición de presidente del
Conejo General del Poder Judicial. Sabe
perfectamente --gracias a sus conexiones inalámbricas con algunos partidos
políticos y sus links con algún que otro-- que el Partido Popular se niega radicalmente a cumplir
el mandato constitucional de renovar el propio CGPJ y otros organismos. Más
todavía, Lesmes está al tanto –lo sabemos los que leemos la prensa-- de que Casado casaseno ha reconocido que ha roto las primeras
conversaciones sobre dicha renovación debido a la actitud de Podemos. La argumentación de Casado no sólo no se
sostiene sino que agrede a la Constitución.
El
hecho de que Lesmes no censure esa actitud y, además, haga también responsable
al PSOE de la no renovación no es un
acto inocente, ni de irenismo. Es, en primera instancia, una oportunidad que
utiliza Lesmes para mantenerse con la vara alta, esto es, su posición de poder y
seguir percibiendo un jornal de bigote. Por otra parte, y no menos importante,
nuestro hombre seguirá con su política de nombramientos que, dígase con
claridad, no repugnan al Partido Popular.
Hablo
con un amigo y le expongo estas ideas. Me dice que me ve apasionado. Mi
respuesta la tomo prestado de aquel formidable cantaor, don Antonio Chacón, que por caracoles, un palo del
flamenco, dice: «El conocimiento / la pasión no quita».
Post
scriptum.--- «Nada es, todo cambia», dijo Heráclito.
«Lo primero es antes», afirmó don Venancio Sacristán.
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