No somos pocos
los que estimamos que el procés ha
sido un fenómeno muy confuso, el más confuso de la reciente historia de Cataluña. En ese itinerario han intervenido
personajes no menos confusos en los distintos órdenes de ese abigarrado
maremágnum. Clara Ponsati,
por ejemplo, estaría en esa procesión de estantiguas. Aparentemente no parece
iletrada: es economista y fue Consejera de Educación con Puigdemont. Ahora es
eurodiputada. Y, como tal, se ha estrenado en la tribuna de los oradores.
¿Ha hablado de los problemas de alguien? No tal. Ha utilizado
el micrófono para pasear su ignorante imaginación por los cuatro puntos cardinales
de la eurocámara. Ponsatí comparó la expulsión de los judíos por los Reyes
Catálicos con el desprecio, ahora, a los catalanes por parte de España. Peor
todavía, la eurodiputada afirma desparpajadamente que Hitler se inspiró en
aquello para su “solución final”.
La primera
impresión es que dicha señora ha sufrido un ataque de confusión. La segunda es
que se encuentra en una charca de ignorancia, cosa que no se puede descartar. A
mi juicio, sin embargo, es lo siguiente: Ponsatí usa argumentos retorcidos
porque esa es su forma de entender la lucha política. Pero, posiblemente, hay
otra explicación más rigurosa. A saber, la Ponsatí había perdido prestigio en
las filas del independentismo milenarista desde que afirmó que lo del 1 de
Octubre era como jugar al póquer y «nosotros íbamos de farol» (1). Así figura
en la Res gestae de esta señora. Por
lo que debía redimirse ante los ojos del beaterio y del beaterío, que gracias a
la tilde en la i sabemos que son dos
cosas diversas.
Addenda.-- La Ponsatí, como hemos dicho, fue Consejera
de Educación. Cuando se habla del fracaso escolar, ¿no sería pertinente bucear
en el fracaso profesoral?
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