martes, 28 de mayo de 2019

Albert Rivera, el eterno segundón





El gran objetivo de Albert Rivera en las elecciones de abril y mayo no se ha conseguido. Ciudadanos no ha pasado por delante al Partido Popular. El llamado sorpasso se le resiste al joven político barcelonés. Con algunas precauciones intentaré sugerir una hipótesis de por qué Rivera se ha quedado a la Luna de Valencia.

La línea política de Ciudadanos se ha centrado en los últimos tiempos en competir con el PP en agresividad así en la cuestión catalana como en los ataques cacofónicamente reiterados contra Pedro Sánchez. De hecho, ambos compartían la misma partitura, estando las diferencias en que Casado entona con registro de contratenor y Rivera lo hace como barítono de revista de Colsada. Es más, paulatinamente Ciudadanos fue abandonando el aparente aire reformista de sus momentos iniciales. Su brújula apuntaba a intentar desbancar  al PP pero con los mismos perifollos que éste. Total, Ciudadanos fue desfigurándose aceleradamente. Hasta tal punto llegó el disparate que decidió compartir asfalto en la plaza de Colón junto al hombre del caballo blanco de Santiago. De reformadores a zorrocotrocos a paso acelerado. Mientras Rivera esté chicoleando en esa competición es muy difícil que consiga mojarle la oreja a Casado. Seguirá siendo el Pou Pou Poulidor, el eterno segundón del Tour de Francia.  A menos que el problema lo remedie una inquietante Inés Arrimadas, que puede acabar en la gloria o en los mismísimos infiernos.

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