A
Carles Puigdemont,
como al perro flaco, todo se le vuelven pulgas. El hombre de Waterloo ha
acusado a la Mesa del Parlament de Catalunya de vulnerar sus derechos.
Entendámonos, no es el Estado autoritario
quien, en esta ocasión, se le pone de frente sino el mismísimo Parlament. El
enfrentamiento viene tras el dictamen de los letrados de la Cámara catalana
donde se razona que el ausente, mientras siga en esa condición, no puede votar.
Los letrados no hacen otra cosa que aplicar lo que decidió en su momento el
Tribunal Constitucional.
La
insolencia de don Carles es manifiesta. Es, en primer lugar, una reiterada
indisciplina contra el TC, que alcanza su más grotesca expresión en este enfrentamiento interno. Nos parece entender la clave de
ese litigio. Es la siguiente: el hombre de Waterloo, como el conjunto de los
movimientos etno—populistas de los que forma parte, cree que la democracia es
sólo y solamente la expresión popular a palo seco. Siempre y cuando dicha
expresión concuerde con su opinión y voluntad. Desprecia, pues, las normas y
procedimientos de la democracia. No es el único. En todo caso es preocupante
que nadie de sus amigos, conocidos y saludados le haya hecho entender dicha
cuestión. Desde luego, su pintoresco abogado defensor –ese caballero del que
hablamos hace días en ¿Quién
es el abogado de Carles Puigdemont?-- está por
indicarle esa lección básica de la democracia. Ahora bien, rebañando en el
interior de esa cultura etno—populista caemos en la cuenta de que la
explicación la dio recientemente Quim Torra cuando se auto legitimó diciéndole
a sus íntimos amigos, los llamados comités de defensa de la república, que «yo
soy el pueblo». No es una cuestión de narcisismo sino de concepción política.
Yo –o sea, El— soy el único intérprete de lo que le hago creer y decir al
pueblo. El pueblo como siervo voluntario, se entiende. Es el campo abonado para
el caudillismo.
Una
sugerencia para el hombre de Waterloo: aproveche su activa holganza y estudie
las obras del maestro Norberto Bobbio. Le hace
falta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.