miércoles, 13 de marzo de 2019

¿Quién financia a Puigdemont?




Carles Puigdemont debe una explicación.

«¿Quién paga todo eso?», se preguntaba intrigado Josep Pla al llegar a Nueva York y ver la ciudad deslumbrantemente iluminada. El viejo ampurdanés, desconfiado por naturaleza, ponía el dedo en la llaga en ese y otros asuntos. Pla tenía muchos tiros pegados dada su versatilidad y sus tonos socarronamente ásperos. En todo caso, ahí la clavó: ¿quién paga eso?

Conocer los gastos y gastillos del hombre de Waterloo no es un ejercicio de morbo, sino de transparencia. Veamos: ¿quién ha pagado el palacete donde reside? ¿quién financia su modo de vida? De momento, sólo podemos constatar que sobre esa pipirrana se cierne una caballuna opacidad.

Puigdemont está considerado como el «presidente legítimo» de la Generalitat, así lo reconoce desde Quim Torra, su terminal burocrática en Barcelona, hasta el último de sus allegados. Y hasta que no se diga lo contrario, también por Esquerra Republicana de Catalunya. Así las cosas, desde esa oficialidad –artificiosa, desde luego--  la crematística de Puigdemont es oficial. No caben, pues, subterfugios. La pregunta es, por lo tanto, no sólo pertinente sino obligada. Comoquiera que no queremos entrar en el terreno de las especulaciones, tamaña opacidad significa, de momento, una relación oscura entre el dinero y su procedencia y la actividad del caballero. 

Mientras tanto, no tenemos más remedio que considerar que este hombre es un mantenido.  En cualquiera de las acepciones que estipula la Docta.

En definitiva, la relación entre medios y fines de Puigdemont no huelen precisamente a ámbar.

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