Mientras
sigue la rondalla, que nace de la empanada mental de Puigdemont y Torra, el Partido Nacionalista Vasco intenta
poner un tantico de sentido común. No es la primera vez, pero en esta ocasión
hay que destacar la contundencia de su mensaje, que tiene especial relevancia
porque se envía el día antes del 11 de setiembre, convertido hoy en una jornada
particular.
Andoni Ortúzar, presidente del PNV, ha mandado el
siguiente recado: «Es el momento de que cada uno defienda sus intereses, pero
sin ponerse condiciones imposibles los unos a los otros». Lo puede usted leer
en La Vanguardia de hoy, martes. A eso se le llama hacer política. A simple
vista parecería que se dirige a los dos contendientes del litigio. Pero un
lector avisado lo entiende perfectamente: le está diciendo al independentismo asilvestrado
que se deje de cuentos chinos y se meta en la harina de la política. Es,
además, una manera elegante de expresar el desacuerdo por lo que está haciendo
el eje Waterloo – Barcelona. Golpe de hierro con guantes de seda. Sabemos que
en las covachuelas de la Generalitat ha caído como jarra de agua fría.
El
PNV sabe por propia experiencia que la negociación sobre objetivos imposibles
conduce no sólo a un callejón sin salida sino al anuncio de una derrota. Sin
embargo, el naïf tándem de Puigdemont y Torra todavía no han caído en la
cuenta.
No
es la primera vez que el PNV le tira de las orejas al independentismo
asilvestrado: ya el año pasado, por estas mismas fechas, le dio un sonoro cogotazo cuando Puigdemont deshojaba la
margarita de proclamar o no la república catalana. Ahora, el tándem tensa más
la cuerda y parece desear que la competición alocada de Pablo Casado y Albert Rivera –tanto monta, monta tanto-- acabe nuevamente con la aplicación del
artículo 155. La zahúrda, es la zahúrda.
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