Cabe
la posibilidad de que este artículo sea el último que se publique en Metiendo bulla, porque este blog puede desaparecer
en veinticuatro horas. En todo caso, ha valido la pena que, durante seis
trienios, hayamos estado dando la lata casi a diario. Cabe la hipótesis de que Parapanda y sus circunstancias estallen y no quede
ni rastro de lo que humildemente ha sido. Lo decimos porque los tabloides
ingleses y el canal multimedia Fox
News han afirmado que «mañana se acaba el mundo». No se trata de un
mañana indefinido –ni siquiera un abstracto el día de mañana— sino dentro de veinticuatro horas. Digamos, pues,
resignadamente que algún día tenía que ser. Cuando pusimos en marcha la red de
blogs de los amigos de Parapanda sabíamos que lo hacíamos con fecha de
caducidad. Con alegría, no obstante, gritamos la vieja máxima latina: «Finis
coronat opus», el fin corona la obra.
Ahora
bien, también cabe la hipótesis de que esos tabloides se hayan equivocado en
sus cálculos y que, todavía, nuestro sufrido planeta tenga suficiente capacidad
de resistencia para seguir a trompicones dando tumbos. Mejor así. Metiendo
bulla, Según Antonio
Baylos y Desde
mi cátedra, blogs del pobretariado militante, seguirán
contra viento y marea proponiendo presentes posibles y futuros imperfectos. Y,
como tarea más inmediata, dando cuenta del inminente homenaje a doña Ascensió Solé, que ingresará en la orden jubilar
de las clases financieramente pasivas. Con lo que proponemos esta hipótesis:
los tabloides de la vieja Albión han exagerado a cosica hecha para desestabilizar
el mentado homenaje y aguarnos la espera.
De
ninguna de las maneras el mundo puede estallar sin que sepamos cómo acaba la
compleja batalla de Madrid que tiene más variables que las que pudo imaginar don Julio Rey Pastor,
patriarca de las Matemáticas patrias. Tampoco el mundo debe acabar sin que
tengamos conocimiento de cómo acaban los litigios del juez campeador con los
tribunales de Schleswig-Holstein, de un lado, y su follín con el
ministro Montoro. En todo
caso, si los tabloides tienen razón sería aconsejable que el juez campedor
pusiera en libertad a Junqueras
y sus compañeros para lo que les queda de vida. Item más, Llanera debería
desactivar la euro orden para que el pintoresco Puigdemont pudiera pasar las últimas horas en la confitería
familiar de Amer cantando Cançó d´amor i
de guerra.
Lo dicho: el mundo no debe –mejor dicho, no
puede-- acabar hecho mijillas sin saber
cómo finalizará «la batalla de Madrid». Un conflicto que atraviesa todas las
batallas de España. Y que, precisamente por ello, todos los partidos están
confrontados entre sí y en sus propias fracciones.
Por otra parte, no parece deseable que la
Tierra regrese a sus orígenes sin saber hacia dónde se encamina don Andrés
Iniesta, Caballero de la Orden de Kubala,
que ayer volvió a levantar la Copa. El mismo que, preguntado en cierta ocasión si era un héroe, respondió austeramente: «No, para mí un héroe es el albañil
que se levanta todos los días a las seis de la mañana para subirse al andamio». Menos todavía parece
deseable que nos vayamos a tomar por saco sin que antes le digamos a la
Magistrada Solé: «Señora, la queremos, usted sigue siendo gloria y flagelo de las izquierdas».
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