La jueza Lamela, de la Audiencia Nacional, ha
enviado a prisión sin fianza a Cuixart
y Sánchez,
presidentes del Omnium y ANC respectivamente. Más gasolina al polvorín. Tal vez
es lo que esperaba el núcleo duro del independentismo catalán que ahora cuenta
con dos víctimas de postín.
Con esta estúpida decisión
judicial –fiat iustitia et pereat mundus— la situación política, social y
económica se envenenará todavía más. No
sólo de Cataluña sino de toda España. Don Bartolo
de Sassoferrato se hubiera llevado las manos a la cabeza. Pues cuando se
opta por hacer justicia aunque estalle el mundo sus resultados son
devastadores.
Me pregunto si hay alguna
instancia que, acogiéndose a los artificios del Derecho, pueda corregir este
disparate caballuno, disfrazado de toga y puñetas. De momento hago mías las palabras de un
juicioso Manuel Zaguirre en su muro de facebook:
«Espero y deseo que este caso por
presunta sedición se instale en el ámbito judicial catalán que le es propio,
pues hay opiniones jurídicas bien fundadas de que la Audiencia Nacional no es
el ámbito propio». De momento es obligado pedir la libertad de ambos
caballeros. Sea.
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