El número de traidores a
Cataluña aumenta por minuto. Ahora, nuevamente, le ha tocado el turno a Joan Coscubiela,
que hace meses fue tildado por la portavoz de la CUP de «fascista». Me
asombro porque nunca pensé que hubiera tanta traición, ni tanto fascista en
Cataluña. Y lo que más me sorprende es la chocante ligereza de palabra, por no
decir otra cosa, de algunos comentarios que están consiguiendo la banalización
del fascismo y de la palabra «traición».
Hay quien dice que la
intervención de Coscubiela en el reciente y lamentable Pleno del Parlament fue
procedimentalista, no política. No comparto esa opinión. Pero si así lo fuera,
que no es el caso, vale la pena añadir que los procedimientos son un aspecto
fundamental de la democracia. Las reglas del juego, además, son imprescindibles
para todo tipo de actividad, política o no, de la vida ciudadana. La ley de la
selva –o el llamado «estado de naturaleza»--
es incompatible con la democracia. Lo contrario sería llevaría a la anomia
donde siempre se impone el más fuerte. Por ejemplo, ¿se imagina alguien una
organización sin sus correspondientes estatutos?
Coscubiela abordó dos grandes
cuestiones, eminentemente políticas. A saber, lo que Norberto
Bobbio, padre noble de la izquierda, llamó la «indecibilidad» y las reglas del
juego democrático. Entiende el prestigioso filósofo italiano que la indecibilidad es aquello que la política
y el Derecho no pueden abordar, porque es un «territorio inviolable», que
después el portugués Boaventura de Sousa Santos
retomó con brillantez. O sea, hay esferas inabordables como, por ejemplo, la
mayoría no puede conculcar los derechos de las minorías. Eso no se puede
someter a votación. Eso fue lo que hizo ayer la mayoría del Parlament de Catalunya,
y precisamente eso fue lo que denunció el diputado Coscubiela.
No fue, pues, una intervención
administrativista sino profundamente política. No estoy seguro, sin embargo, que el govern de Catalunya, ni la presidenta
del Parlament, lo entendieran. Para ellos la quiebra de las normas es ya un
hábito lamentable. A pesar de las observaciones de los letrados de la Cámara.
En parte es ignorancia, pero sobre todo es la expresión de esa cultura del
«todo vale».
Lástima que, tras la suculenta
intervención de Coscubiela en la votación de la convocatoria del llamado referéndum, la cosa acabara en la abstención. Un anacoluto como
el célebre «era de noche y sin embargo llovía».
Nota editorial.-- El Manifiesto para el acto del día 21 de septiembre
en Barcelona tiene ya su web oficial, a ella
deben dirigirse quienes deseen firmarlo ya sean de Cataluña o no. La web
se encuentra en https://manifest21s.com/ Sigan adhiriéndose, las firmas aparecerán de
un momento a otro.
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