domingo, 4 de junio de 2017

El cantinfleo de Pablo Iglesias



Realmente sorprendente. El alcalde podemita de Cádiz se suma a la petición del Partido Popular y otros grupos municipales y se concede la Medalla de Oro de la Ciudad a la Virgen del Rosario. Pablo Iglesias el Joven defiende la postura. Chocante.  La España cañí atraviesa también a Podemos. Chocante la decisión, repito. Pero todavía lo es más la justificación que hace Iglesias de la decisión que se ha tomado en Cádiz. Y lo hace de la mano de un argumento: el carácter de «dignidad popular» de la Virgen del Rosario. Más todavía, inquieto el plenipotenciario dirigente de Podemos, añade: «Yo creo que Kichi lo ha manejado de una manera muy laica». Todo uno oxímoron. Y, en este caso, un argumento con faralaes. Un malabarismo verbal que, por no ofender al diccionario, no diré que es populismo. Es chabacanería. Que tiene la misma validez lógica que el viejo dicho de «era de noche y sin embargo llovía».

Me viene a la cabeza el estajanovismo del beato Fernández Díaz concediendo distinciones a todas las vírgenes del Cielo, que fueron criticadas, con razón,  agriamente por el pueblo podemita. Ahora le ha salido un formidable competidor. Y lo que es bueno para Cádiz ¿no lo va a ser para el resto de las ciudades? ¿No lo va a ser para Granada que tiene una Virgen, a quien llamamos la Greñúa (en la foto), canónicamente llamada de la Misericordia, reconocida por su consabida «dignidad popular» en áspera competencia con la de las Angustias, dueña y señora de la mesocracia y de los poderes fácticos?

En todo caso, nos atrevemos a esbozar la hipótesis de la decisión de Kichi y la justificación de Iglesias: Podemos ha sido derrotado puntualmente en Cádiz por el beaterio, al que no se debe confundir con el beaterío. Obsérvese el acento en la i. Beaterio es la organización; beaterío es el movimiento. 
    


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