Dos barones tiran con bala. Es
la inequívoca señal de que las primarias socialistas han entrado en capilla. El
aragonés y el castellano-manchego han abierto el fuego. Pedro Sánchez es,
naturalmente, el destinatario. Han venido a decir, con voz de barítono de alta
comedia musical, que depende quién gane el proceso electoral interno se
pensarán a fondo su futura agenda personal. Un rodeo retórico exagerado para
decir que, como gane Sánchez, abandonarán sus responsabilidades
institucionales. Yo veo las cosas así: se trata de un miedo indisimulado a que
no les salgan las cuentas.
En realidad es un miedo a que
los votantes se expresen libremente. En dirección opuesta a los designios del
Gotha socialista. A que se repita el resultado que enfrentó, tiempo ha, al
oficialista Almunia y al heterodoxo Borrell que, contra pronóstico, ganó
aquellas primarias. Miedo efectivamente a que la militancia se escape de la amathía, de la que hablaba Platón. De
ahí el desesperado recurso al miedo. Un miedo que, como recurso, parecía ser
monopolizado por la derecha. El miedo de los demócratas condicionados. Esto es,
soy demócrata a condición de que hagas lo que te ordeno. Más concretamente,
dame tu reloj y te diré qué hora es.
Ahora bien, las palabras de los
dos jerarcas tienen un serio inconveniente: la falta de credibilidad. Nadie
imagina que la amenaza vaya en serio. ¿Se imaginan ustedes a Lambán y Paje renunciando a las
sinecuras y prebendas del poder porque no ha ganado la persona en la que habían
puesto sus complacencias? No, padre. Pero ello no quita la zafiedad con la que
se han expresado.
En resumidas cuentas, las
primarias nacen una pizca sucias. ¿Se sabe si la señora Díaz les ha dicho, trianeramente, a
estos dos caballeros aquello de «no me ayudéis, compadres».
Radio
Parapanda. Retransmitiendo a don Lluis
Casas en http://lluiscasas.blogspot.com.es/2017/04/emili-una-persona-que-movia-dinero.html: “Emili, un hombre que movía
dinero”.
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