sábado, 25 de marzo de 2017

Las disparatadas autoridades catalanas

Las autoridades catalanas han tardado en decirlo. Esta vez por boca de Oriol Jonqueras. No importan las condenas del Tribunal Supremo. Tras la independencia se anularán las sentencias. El Código Penal no es cosa nuestra. Por lo tanto haremos tabla rasa. Y tras ello, posiblemente, se han mirado a los ojos y exclamado «así nos las gastamos nosotros».

No hace falta ser muy lince para pensar que estamos ante un llamamiento a no respetar la ley. Y que tamaño despropósito no puede traer nada bueno. Naturalmente los robagallinas se tragarán las condenas, con o sin independencia. Para ellos dura lex sed lex. Los agraciados son otros: Mas y Homs, y también los quinquis del alto parné, o sea, los lustrosos protagonistas de los casos Palau, Petroria y Pujol. Para ellos se fabricará la teoría de que los dineros expoliados iban para la causa de Cataluña. Pero no todas las bravatas están dichas. Tan sólo estamos ante una escalada verbal que, por días, aumenta su diapasón. Esta escalada parece no tener límites. Como no parece tener límites, tampoco, la inacción del Gobierno de Mariano Rajoy, impasible el ademán pasado, presente y, tal vez, futuro.


Viene a cuento una experiencia reciente. He pasado unos días en Bilbao con mi esposa. Hemos tenido la oportunidad de hablar con algunas personas que nos dijeron que eran militantes del Partido Nacionalista Vasco. Es decir, gente “de orden”. Se decían sorprendidos por la «disparatada orientación de Mas, Puigdemont y Jonqueras». Y, sobre todo, por el «infantilismo» (sic) de sus autoridades. El viejo Café El Mercante fue testigo.



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