El senador Santi Vidal (ERC) –juez, que fue suspendido por el
Consejo General del Poder Judicial— ha manifestado en conferencias en diversas
localidades catalanas que la
Generalitat tiene todos los datos fiscales de los residentes en Catalunya,
recogidos ilegalmente y que los presupuestos del Govern tienen una partida
camuflada, de 400 millones de euros, para construir estructuras de Estado». Más
todavía: «de los 801 jueces españoles en Cataluña
sabemos perfectamente cuáles comparten nuestros sueños e ideales. Sabemos
perfectamente cuáles se quedarán y cuáles se irán» (1).
No se trata de un calentón, porque lo ha repetido, como se ha dicho más arriba,
en distintas charlas públicas a mediados del mes pasado. Sólo cuando su
contenido salió en las llamadas redes sociales, su partido y el mismísimo Govern catalán han tenido
que salir al paso. ERC, a su vez, le ha obligado a dimitir.
Aunque tenemos el bendito defecto
de la suspicacia no estamos en condiciones de saber quién ha metido el remo en
el corvejón. O uno u otro. Ahora bien, cabe la hipótesis de que el senador y
sus detractores hayan pactado el desmentido. Porque una información de ese
calibre podía provocar un bochinche descomunal.
Por lo demás, ¿es creíble que este
botarate de Vidal se invente la cosa? O, si se quiere: ¿qué interés tiene ese
caballero en airear el asunto? Y si es mentira ¿qué gana él mismo o, peor
todavía, qué piensa que puede ganar el secesionismo? Y a partir de aquí se
pueden hacer mil y una cábalas sobre el particular.
Primera hipótesis. No me parece increíble
lo que ha declarado Vidal; ser un alocado no implica necesariamente ser embustero.
Desde tiempos inmemoriales los gobiernos (y, en general, el poder) han usado
sus palillos con prácticas ilegales; han tenido como libro de cabecera el de la
doble moral y la doble contabilidad; y practicado todo tipo de controles. No
necesariamente Vidal ha contado una fábula. Lo chocante es que alguien sea tan ligero
de cascos con los asuntos de Estado.
Segunda hipótesis. Que todo sea
una fábula. Que este Vidal se haya inventado toda esa tramoya. Pero, en este
caso, que no es inverosímil, sería la expresión de todo un artificio de
invenciones muy al uso de un sector del secesionismo catalán. No sólo el que
fabula sobre la catalanidad de Terea de Ávila y Cervantes, sino también de
cosas de ahora mismo. Por ejemplo, hace meses tuve una conversación con un
reputado dirigente local. Me ponía al tanto de que el Estado de Israel está
financiando todo el procés, y que, lograda la independencia de Cataluña,
dicho país será nuestro principal valedor económico. Le pregunté qué ganaba Israel en ese negocio. Pero
en ese detalle no había caído el fabulador.
(1)
http://www.lavanguardia.com/politica/20170126/413726001051/santi-vidal-datos-fiscales-forma-ilegal.html y http://ccaa.elpais.com/ccaa/2017/01/26/catalunya/1485446408_443841.html?rel=mas
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