domingo, 8 de febrero de 2015

LA GUERRA ECONÓMICA: EL COMBATE POR LA HEGEMONIA




Nota editorial.-  El responsable de Estrategias industriales de este blog, Manuel Gómez Acosta, nos propone una reflexión que pone el foco sobre prácticas habituales de la administración estadounidense, prácticas que desvirtúan y contaminan la libertad de comercio,  las reglas del comercio internacional y que poco a poco les permite ir imponiendo su asfixiante hegemonía. Recomendamos este trabajo a quienes, por oficio, actividad o curiosidad, estén interesados en lo que de manera manida se ha dado en llamar política industrial. 


Escribe Manuel Gómez Acosta
Ingeniero industrial


Desde una óptica mercantil, la guerra económica dibuja un conflicto entre economías competidoras en el marco de los intercambios internacionales. A lo largo de la Historia la disputa por el dominio económico venia vinculado a la ocupación de territorios, el dominio de los mares para asegurar el comercio internacional, el control de las materias primas  y de los puntos estratégicos (estrechos de Gibraltar y de Ormuz, canal de Suez y Panamá) determinaban el liderazgo económico y la hegemonía

Los Estados intentaban delimitar mediante acuerdos sancionados por la máxima autoridad pontificia sus “zonas de influencia”, el tratado de Tordesillas de 1494 fue un claro referente que delimitaba los espacios de dominio de las dos grandes potencias coloniales de su tiempo, España y Portugal. Por otra parte el dominio de los mares por las potencias marítimas como el Reino Unido (La Compañía inglesa de las Indias Occidentales en 1600)  y los Países Bajos ( La Compañía holandesa de las Indias Orientales en 1602), garantizaban el acceso a las materias primas y el control del comercio internacional.

La guerra era puesta al servicio de la economía, los mercantilistas apostaban por la expansión militar, no solo contra las potencias adversarias sino contra naciones terceras más débiles. Se trataba de la anexión de territorios que garantizaran la riqueza de la metrópolis y reforzaran su liderazgo económico. Decía Jean- Baptiste Colbert, ministro de Luis XIV, rey de Francia, que “las compañías de comercio son las armas del Rey y las manufacturas sus reservas”. Para Maquiavelo el liderazgo del Príncipe exige la guerra como instrumento para la hegemonía económica.

La guerra ha sido utilizada en muchas ocasiones a lo largo de la historia como un  factor de crecimiento económico y la expansión militar como una garantía de liderazgo económico. Otras teoría del pensamiento económico más liberal como Montesquieu apuntan que “comercio y paz deben ir juntas a la par…”. Para los libres cambistas  progresistas,  la prosperidad de unos contribuye a la prosperidad de los otros. Ha habido posiciones claramente contrarias a la utilización de la guerra como instrumento económico de dominio, las opiniones de economistas como John Maynard Keynes  o  Paul Krugman son claramente ilustrativas al respecto. Krugman incluso se atreve a apuntar que el “concepto de guerra económica deriva de la peligrosa obsesión por la competitividad sin límites…”, ¿hay algo más competitivo que eliminar la competencia?

La guerra económica hoy, el combate por la hegemonía

La guerra económica en el pasado fue un poderoso instrumento para conquistar la  hegemonía; en la actualidad las grandes potencias utilizan otros instrumentos para consolidar su liderazgo. Hoy el combate por la hegemonía económica hace que las empresas transnacionales, especialmente las norteamericanas,  utilizan determinadas prácticas para asegurar su hegemonía en el escenario internacional, sin tener que recurrir a las aventuras bélicas.

Analicemos sin ánimo de ser exhaustivos algunas de estas prácticas:

La llamada corrupción “competencial” que contrata empleados de la competencia con información sensible e incorpora de esta manera el know how desarrollado por las empresas competidoras. Las prácticas de  “lobbying”, técnicas que permiten presionar a los decisores o influenciar sobre las decisiones bien sean políticas o económicas. En algunos casos directamente a través de la corrupción, en otras indirectamente a través de comunicaciones (“sites” web, mailings, artículos de prensa, publicidad...) orientadas y dirigidas a influenciar las opiniones y las “mentalidades”.

El uso de la “normalización”, es decir  normas y “estándares” en general , como son la recurrir a la “seguridad”, los sistemas de información, la contabilidad, la trazabilidad… que permiten en muchas ocasiones protegerse de la concurrencia extranjera, imponiendo incluso determinados productos a países terceros en base a normas prestablecidas. La utilización del idioma ingles  como obligatorio en concursos internacionales es norma común en la elaboración de pliegos de condiciones para proyectos en países latinoamericanos donde el BID y el WB (Banco Mundial) imponen el inglés como lengua de negociación y contractual, contraviniendo las legislaciones nacionales y negando el uso de la lengua de las instituciones de esos países.

La influencia socio cultural, en muchas ocasiones los EE.UU., buscan posicionarse en determinados mercados de interés,  manejando todas las técnicas de la influencia y en particular la influencia socio-cultural.  Los Masters of Business Administration son la referencia obligada en ese campo. En muchas ocasiones los films americanos son los transmisores de una ideología y unos valores determinados que configuran una especie de pensamiento único…”the american values”.

Las ONG, que en muchos casos tienen una importante influencia cultural, económica y política, sobre determinados países donde están implantadas, en muchas ocasiones son utilizadas por las empresas como instrumentos de penetración en dichos mercados,  lo que sin duda facilita su dominio económico.

La “guerra” de la información, el espionaje industrial, el uso de los servicios de inteligencia al servicio de las empresas norteamericanas, les permite adquirir una superioridad económica apoyándose en el factor cultural.

Boicots económicos de gran repercusión mediática

Nos detenemos en algunos casos de mucha repercusión mediática que nos muestran la utilización de los boicots económicos para imponer la hegemonía y el liderazgo de las empresas americanas.

La decisión del Presidente francés François Hollande de aplazar la entrega de uno de los dos porta helicópteros Mistral valorados en 1.200M € cada uno a su comprador Rusia. El boicot a Rusia por su intervención en Ucrania es un claro acto de hipocresía que solo perjudica a los intereses europeos facilitando la penetración de las empresas americanas en un país como Ucrania, que ha sido debido a los errores y las corrupciones de su clase política parte activa en la deriva del conflicto. ¿A quién beneficia el boicot a Rusia? ¿Debilitar la economía rusa reduciendo entre un 10 y un 20% su PIB se entiende como algo positivo para la economía mundial?

Las multas de 6.500 M€ impuestas al banco francés BNP Paribas por operar con países no “correctos” y saltarse las sanciones impuestas por EE.UU. a países como Cuba, Irán... En todos los casos siempre las beneficiadas son las empresas americanas y las perjudicadas las europeas competidoras .¿Por qué las empresa europeas no pueden trabajar con los regímenes  de Cuba e Irán y sin embargo las empresas americanas tienen como principales clientes en la venta de armamento militar , países tan democráticos como Arabia Saudí, Egipto, Qatar…y en su día a las dictaduras latinoamericanas violadoras de los derechos humanos en los años 70 del pasado siglo?

La legislación americana al servicio de su hegemonía económica mundial

Analicemos con más detalle algunas de estas prácticas que son habituales en la estrategia norteamericana de ocupación del mercado europeo y global, con la  adquisición de tecnologías avanzadas a través de la compra de empresas y accesos a mercados estratégicos, utilizando prácticas de filibusterismo empresarial.

La justicia americana contra la “corrupción de los dirigentes europeos”.

 La desestabilización del competidor a través de la utilización del “chantaje” de los procesos judiciales. Según la OCDE la corrupción supone entre un 10%/20% del coste total de las grandes operaciones en el mercado internacional. Los EE.UU. han desarrollado toda una batería legislativa, que les permite “expulsar” del mercado a sus competidores europeos, manipulando a su favor las políticas anticorrupción.
No solo practican la corrupción y los sobornos las multinacionales europeas, las norteamericanas saben hacerlo sin dejar huella. Sus técnicas de corrupción son más sofisticadas y se inspiran en técnicas de blanqueo de capitales utilizados por los “cártels” de la droga sudamericanos.
La utilización de los “servicios de inteligencia e información”. 

La CIA es utilizada en muchas ocasiones como un instrumento de estrategia comercial. La lucha contra la “corrupción” no puede ser utilizada sin el acceso a la información. Este es el papel de los Whistle Blowers (confidentes), estos personajes no son personajes íntegros e idealistas, sino que frecuentemente son soplones,  delatores remunerados.

En otras ocasiones los argumentos sobre la “seguridad nacional” son utilizados como instrumento para el espionaje comercial y tecnológico al servicio de las empresas americanas. El  NSSEE (National Security Strategy Enlargement and Engagement) tiene como una de sus principales misiones, vigilar a las empresas que comercian con países prohibidos, activar las sanciones, el seguimiento y la  trazabilidad de las tecnologías con aplicaciones civiles y militares. Se trata de vigilar para que los competidores cumplan; la pregunta que nos debemos hacer, ¿quién les vigila a ellos..? ¿Qué garantías existen que exijan la aplicación de estas mismas medidas a sus empresas?

La aplicación extra-territorial del derecho americano, les permite ventajas concesionales.

Desde los 80 las autoridades comerciales y judiciales americanas han construido un arsenal legislativo represivo para luchar contra sus competidores económicos. Las “Trade Actes”  y los embargos contienen disposiciones y mecanismos que permiten a los responsables americanos de comercio, “United States Trade Representative”, identificar y sancionar aquello comportamientos de sus competidores que consideran injustos para los americanos. Las sanciones y los embargos invocan diferentes razones: proliferación nuclear (sanciones aplicadas a países como China, Cuba, Corea del Norte, Pakistán, Cuba?..),  lucha anti narcótico, (Colombia, Nigeria, Myanmar, Cuba?..), la “defensa de los derechos humanos”  ( la han utilizado contra Angola, Bosnia, China, Croacia, Haití , Nicaragua, Nigeria…Cuba..).

Destacamos la conocida ley Helms/Burton contra Cuba de marzo de 1996, que consolidaba el embargo contra Cuba e imponía sanciones a los países que se atrevieran a comerciar con la isla .La instauración de la “Patriot Act” (2002) que utilizando como pretexto la lucha antiterrorista y la seguridad de los EE.UU., permitía extender las “escuchas” americanas a todos los azimuts para obtener información relevante sobre las empresa extranjeras que compiten con firmas norte americanas.

Mecanismos proteccionistas

En otras ocasiones las autoridades americanas que exigen en todos los foros internacionales el libre comercio, utilizan toda una batería de leyes proteccionistas en defensa de sus empresas y de sus intereses económicos. Citemos brevemente algunas de ellas, la “Federal Power Act” , que reserva la construcción y el desarrollo de centrales eléctricas públicas solo para empresas y ciudadanos americanos,  las  ”Jones Act” que restringe las inversiones extranjeras en el ámbito de la explotación portuaria y la pesca, la CFIUS ( Committee on Foreign Investment in United States) , comisión federal norteamericana que asegura que todos los proyectos de inversión extranjera en EE.UU. están condicionados por su posible impacto sobre la seguridad nacional, el Building USA Act  que exige que los fondos federales se apliquen a fabricaciones con contenido local (norte americano).

Conclusiones

En el pasado fue el recurso de la guerra la que permitía ocupar territorios, garantizar el acceso a las materias primas y el control de las rutas comerciales, es decir liderar la economía mundial e imponer la hegemonía política y económica. Hoy día se utilizan también medios mucho más sofisticados y menos “sangrientos”, sin renunciar por ello al uso de las acciones bélicas como fue el caso de la guerra de Irak. Medios que pretenden  garantizar la hegemonía y el liderazgo mundial de las grandes empresas norteamericanas, no solo por su capacidad tecnológica, su dinamismo comercial y su competitividad innovadora, sino también por la aplicación de estrategias políticas y comerciales, como las descritas en este artículo, que favorecen el liderazgo empresarial americano en el mundo de la globalización.


Como en otras épocas, la hegemonía de la gran potencia de turno (España en el XVI, Francia en el XVII y XVIII, Reino Unido en el XIX, EE.UU. en el XX y XXI?..), está amenazada. En esta segunda década del XXI, surge como fuerza de futuro la gran potencia asiática, la China de partido único y economía de mercado, pero eso es otra historia que exigiría una amplia reflexión que dejaremos para otra ocasión. 

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