domingo, 22 de diciembre de 2013

DEBATE «SINDICATO Y POLÍTICA» (Habla Paco Rodríguez de Lecea con respuesta de Isidor Boix)


Nota editorial. Las referencias que se hacen en este artículo corresponden al debate que aparece en: SINDICATO Y POLÍTICA (Primera parte), SINDICATO Y POLÍTICA (Segunda parte), y SINDICATO Y POLÍTICA: Isidor Boix responde a Riccardo Terzi. Ahora ha pedido la palabra Paco Rodríguez de Lecea desde Atenas.  Y tras la intervención de Paco, Isidor Boix dice lo que verá el inquieto lector. 

 

 

Querido José Luis,

Estimo por mi parte que las críticas legítimas de Isidor Boix al texto de Riccardo Terzi conllevan el peligro de hacernos desechar de plano una propuesta afilada y polémica, sí, pero también valiosa y muy digna de ser tenida en cuenta. Por eso me atrevo a romper una lanza – una más, esta es ya una vieja costumbre mía – por Riccardo.

Vamos a las precisiones sobre lo social y lo político. Critica Terzi un cierto deslizamiento del sindicato hacia lo político, una “imitación de las formas de la política”. A ese “verticismo”, a esa tendencia cautelosa a la autoconservación de las estructuras y las jerarquías que resulta en esterilidad, le contrapone un “reencuentro” de la función del sindicato en el tema de la eficiencia. La eficiencia queda definida en el texto como “congruencia entre objetivos y resultados”.

La segunda parte del artículo de Terzi, que debe ser leída de corrido, sin pausa, a continuación de la primera parte, analiza la eficiencia que acaba de propugnar. Se refiere, por tanto, a dos cuestiones principales: la primera es delimitar los objetivos; la segunda, alcanzar resultados positivos congruentes con los objetivos propuestos.

En ese punto sale a relucir doña Correlación de Fuerzas, y Terzi saluda como una “tradición histórica” el trabajo del sindicato en afirmar en ella el interés “de parte” del conjunto de los asalariados como la expresión de un “interés general”, con el objetivo de conquistar apoyos externos a sus propuestas. Isidor ha desvinculado, a mi entender, la frase del contexto, pero su propia argumentación refuerza la idea de Riccardo. A saber, será necesaria una o más síntesis sucesivas para llevar adelante el interés representado por los sindicatos en una sociedad plural y compleja que debe ser ganada para esos apoyos.

La cuestión de las síntesis es harina de otro costal. El arte de la negociación y la presión no consiste en alcanzar finalmente una síntesis, la que sea, aceptada por las partes: hay síntesis positivas desde el punto de vista sindical, y síntesis desastrosas. Señala Terzi la importancia de una “sólida base ideológica” para desde ella ganar aliados y orientarse en las sucesivas síntesis en las que el impulso reivindicativo inicial puede quedar perdido y anulado. Esa base, contra lo que piensa Isidor, no desciende al sindicato desde el mundo de la política; Riccardo la contrapone al pensamiento neoliberal que se ha infiltrado también en la política de izquierdas, y señala como eje de una concepción del mundo, de su interpretación y representación, «la centralidad del trabajo, la conexión entre trabajo y derechos, entre socialidad y persona.» Estamos, advierto, en territorio Trentin.

A partir de esas premisas, viene lo más difícil: la capacidad para generar apoyos y movilización, porque «una estrategia de transformación solamente tiene valor cuando en torno a ella se organiza un movimiento real.» Y señala Terzi la necesidad de un impulso participativo muy fuerte, para que el medio (la burocracia) no se coma a fin de cuentas el objetivo común. Impulso, transparencia, revitalización del proceso democrático son tanto más necesarios hoy, remarca, porque ya no funcionan los mecanismos de identificación ideológica ni la confianza implícita en la organización. La representatividad del sindicato debe ganarse de nuevo cada día desde el comienzo, porque es un hecho que «nuestro sistema pierde fuerza y vitalidad si se quiere sustituir el pluralismo social por el dominio exclusivo de un poder tecnocrático.»

En conclusión, y no hay otra: la eficiencia del sindicato, su capacidad para obtener logros para el común de los trabajadores, será el barómetro más preciso de su vitalidad.
Un abrazo desde Grecia, Paco
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Isidor Boix pide la palabra


Algunas consideraciones, ahora, acerca de las aportaciones de Paco Rodríguez de Lecea en relación con el trabajo de Riccardo Terzi

Querido José Luis, gracias otra vez por esta tribuna libre que constituye tu blog, de lo que de nuevo da fe la conversación abierta a partir de tu publicación del trabajo de Riccardo Terzi sobre “SINDICATO Y POLÍTICA”. Quiero ahora comentar las consideraciones de Paco Rodríguez de Lecea al que también quiero agradecerle la suave polémica con las mías.

Quiero señalar para empezar que mis notas sobre el trabajo de Terzi no eran solamente “críticas”, sino que, compartiendo planteamientos del mismo, parten esencialmente de mi aplauso al estímulo que suponen para abordar esta vieja y siempre nueva cuestión como es la relación evidente y necesaria, aunque compleja y no fácil, entre sindicalismo y política. Quise poner el acento en los desacuerdos, o consideraciones complementarias a partir de su incitación.

Creo que el elemento esencial de mi reflexión, como una derivada de la relación entre política y sindicalismo, se sitúa  en la consideración sobre la “ideología” sindical, reclamada por Terzi, lo que comparto, y su construcción. Insistí, e insisto porque lo considero problema capital en este momento, expresado por ejemplo en la cuestión no menor de cómo el sindicalismo europeo ha abordado la crisis, en que la construcción de la ideología sindical debe partir esencialmente del propio sindicato. Pero no de sus “burócratas”, con sus diversas denominaciones y funciones que se dan en su interno y en su entorno, sino de la reflexión colectiva estrechamente ligada a su práctica. Dice Paco que la base ideológica del sindicalismo “no desciende al sindicato desde el mundo de la política”. Le respondería que desde éste y otros mundos se pretende, legítimamente, influir en el sindicalismo, y a veces lo consiguen, no siempre en beneficio de lo que el sindicalismo representa.

Muy ligado a lo anterior estaría el papel de la síntesis, mejor dicho de las síntesis. Porque las reflexiones de Paco me llevan a darme cuenta de que en mis notas he utilizado el concepto en dos ámbitos diversos, ambos reales, pero que podrían llevar a confusión. Por una parte la síntesis (como resultado del ejercicio de la contradicción en la acción y en el discurso) que debe realizar la política del gobierno diario de la sociedad entre los diversos intereses en juego, uno de ellos el sindical.

Y otra síntesis (mixta de adición y contradicción) es la interna en el sindicato, la que permite ir elaborando su práctica y su política, construyendo su ideología, en los diversos ámbitos y niveles de la organización, incorporando la propia historia sindical al proceso, para definir los intereses colectivos a partir de los particulares de los colectivos menores que integran cada colectivo mayor, y cómo impulsar su defensa.

Y termino esta ahora tercera incursión en el tema afirmando mi absoluta identificación con el último párrafo de Paco, al que mando un muy cordial abrazo a esta Grecia de hoy, en una realidad tan próxima y seguramente también tan distinta de la nuestra y en la que nuestras elucubraciones tienen sin duda plasmaciones concretas que desde la distancia solamente soy capaz de intuir. 


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