Nota editorial. Las referencias que se hacen en este artículo corresponden al debate que aparece en: SINDICATO Y POLÍTICA (Primera parte), SINDICATO Y POLÍTICA (Segunda parte), y SINDICATO Y POLÍTICA: Isidor Boix responde a Riccardo Terzi. Ahora ha pedido la palabra Paco Rodríguez de Lecea desde Atenas. Y tras la intervención de Paco, Isidor Boix dice lo que verá el inquieto lector.
Querido
José Luis,
Estimo por
mi parte que las críticas legítimas de Isidor Boix al texto de Riccardo Terzi
conllevan el peligro de hacernos desechar de plano una propuesta afilada y
polémica, sí, pero también valiosa y muy digna de ser tenida en cuenta. Por eso
me atrevo a romper una lanza – una más, esta es ya una vieja costumbre mía –
por Riccardo.
Vamos a las
precisiones sobre lo social y lo político. Critica Terzi un cierto
deslizamiento del sindicato hacia lo político, una “imitación de las formas de
la política”. A ese “verticismo”, a esa tendencia cautelosa a la
autoconservación de las estructuras y las jerarquías que resulta en
esterilidad, le contrapone un “reencuentro” de la función del sindicato en el
tema de la eficiencia. La eficiencia queda definida en el texto como
“congruencia entre objetivos y resultados”.
La segunda
parte del artículo de Terzi, que debe ser leída de corrido, sin pausa, a
continuación de la primera parte, analiza la eficiencia que acaba de propugnar.
Se refiere, por tanto, a dos cuestiones principales: la primera es delimitar
los objetivos; la segunda, alcanzar resultados positivos congruentes con los
objetivos propuestos.
En ese
punto sale a relucir doña Correlación de Fuerzas, y Terzi saluda como una
“tradición histórica” el trabajo del sindicato en afirmar en ella el interés
“de parte” del conjunto de los asalariados como la expresión de un “interés
general”, con el objetivo de conquistar apoyos externos a sus propuestas.
Isidor ha desvinculado, a mi entender, la frase del contexto, pero su propia
argumentación refuerza la idea de Riccardo. A saber, será necesaria una o más
síntesis sucesivas para llevar adelante el interés representado por los
sindicatos en una sociedad plural y compleja que debe ser ganada para esos
apoyos.
La cuestión
de las síntesis es harina de otro costal. El arte de la negociación y la
presión no consiste en alcanzar finalmente una síntesis, la que sea, aceptada
por las partes: hay síntesis positivas desde el punto de vista sindical, y
síntesis desastrosas. Señala Terzi la importancia de una “sólida base
ideológica” para desde ella ganar aliados y orientarse en las sucesivas
síntesis en las que el impulso reivindicativo inicial puede quedar perdido y
anulado. Esa base, contra lo que piensa Isidor, no desciende al sindicato desde
el mundo de la política; Riccardo la contrapone al pensamiento neoliberal que
se ha infiltrado también en la política de izquierdas, y señala como eje de una
concepción del mundo, de su interpretación y representación, «la centralidad
del trabajo, la conexión entre trabajo y derechos, entre socialidad y persona.»
Estamos, advierto, en territorio Trentin.
A partir de
esas premisas, viene lo más difícil: la capacidad para generar apoyos y
movilización, porque «una estrategia de transformación solamente tiene valor
cuando en torno a ella se organiza un movimiento real.» Y señala Terzi la
necesidad de un impulso participativo muy fuerte, para que el medio (la burocracia)
no se coma a fin de cuentas el objetivo común. Impulso, transparencia,
revitalización del proceso democrático son tanto más necesarios hoy, remarca,
porque ya no funcionan los mecanismos de identificación ideológica ni la
confianza implícita en la organización. La representatividad del sindicato debe
ganarse de nuevo cada día desde el comienzo, porque es un hecho que «nuestro
sistema pierde fuerza y vitalidad si se quiere sustituir el pluralismo social
por el dominio exclusivo de un poder tecnocrático.»
En
conclusión, y no hay otra: la eficiencia del sindicato, su capacidad para
obtener logros para el común de los trabajadores, será el barómetro más preciso
de su vitalidad.
Un abrazo
desde Grecia, Paco
.......
Isidor Boix pide la palabra
Algunas consideraciones, ahora, acerca de las
aportaciones de Paco Rodríguez de Lecea en relación con el trabajo de Riccardo
Terzi
Querido José Luis, gracias otra vez por esta tribuna libre que
constituye tu blog, de lo que de nuevo da fe la conversación abierta a partir
de tu publicación del trabajo de Riccardo Terzi sobre “SINDICATO Y POLÍTICA”.
Quiero ahora comentar las consideraciones de Paco Rodríguez de Lecea al que
también quiero agradecerle la suave polémica con las mías.
Quiero señalar para empezar que mis notas sobre el trabajo de
Terzi no eran solamente “críticas”, sino que, compartiendo planteamientos del
mismo, parten esencialmente de mi aplauso al estímulo que suponen para abordar esta
vieja y siempre nueva cuestión como es la relación evidente y necesaria, aunque
compleja y no fácil, entre sindicalismo y política. Quise poner el acento en
los desacuerdos, o consideraciones complementarias a partir de su incitación.
Creo que el elemento esencial de mi reflexión, como una derivada
de la relación entre política y sindicalismo, se sitúa en la consideración sobre la “ideología”
sindical, reclamada por Terzi, lo que comparto, y su construcción. Insistí, e
insisto porque lo considero problema capital en este momento, expresado por
ejemplo en la cuestión no menor de cómo el sindicalismo europeo ha abordado la
crisis, en que la construcción de la ideología sindical debe partir
esencialmente del propio sindicato. Pero no de sus “burócratas”, con sus
diversas denominaciones y funciones que se dan en su interno y en su entorno,
sino de la reflexión colectiva estrechamente ligada a su práctica. Dice Paco
que la base ideológica del sindicalismo “no desciende al sindicato desde el
mundo de la política”. Le respondería que desde éste y otros mundos se
pretende, legítimamente, influir en el sindicalismo, y a veces lo consiguen, no
siempre en beneficio de lo que el sindicalismo representa.
Muy ligado a lo anterior estaría el papel de la síntesis, mejor
dicho de las síntesis. Porque las reflexiones de Paco me llevan a darme cuenta
de que en mis notas he utilizado el concepto en dos ámbitos diversos, ambos
reales, pero que podrían llevar a confusión. Por una parte la síntesis (como
resultado del ejercicio de la contradicción en la acción y en el discurso) que
debe realizar la política del gobierno diario de la sociedad entre los diversos
intereses en juego, uno de ellos el sindical.
Y otra síntesis (mixta de adición y contradicción) es la interna
en el sindicato, la que permite ir elaborando su práctica y su política,
construyendo su ideología, en los diversos ámbitos y niveles de la
organización, incorporando la propia historia sindical al proceso, para definir
los intereses colectivos a partir de los particulares de los colectivos menores
que integran cada colectivo mayor, y cómo impulsar su defensa.
Y termino esta ahora tercera incursión en el tema afirmando mi
absoluta identificación con el último párrafo de Paco, al que mando un muy
cordial abrazo a esta Grecia de hoy, en una realidad tan próxima y seguramente
también tan distinta de la nuestra y en la que nuestras elucubraciones tienen
sin duda plasmaciones concretas que desde la distancia solamente soy capaz de
intuir.
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