domingo, 1 de diciembre de 2013

ARTUR MAS Y LA FUNDACIÓN VICENTE FERRER

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Artur Mas, presidente de la Generalitat de Catalunya, acostumbra a viajar con cierta frecuencia por esos mundos de dios. Naturalmente son viajes oficiales y no seré yo quien se una al coro de murmuradores que afirman que Mas viaja a costa de la pólvora del Rey. Por mi parte, nada que objetar a los viajes que hizo a Rusia, Israel y la India, incluso a otros lugares de cuyo nombre no me acuerdo. En todo caso, es chocante que cuando este caballero hace las maletas para otros confines siempre hay algunos aguafiestas que ponen el grito en el cielo, lo que no ocurre con otros presidentes de ciertas comunidades autónomas.

Ahora bien, igual que digo una cosa, digo la otra. Es criticable (más bien, incomprensible) que Artur Mas haya viajado a Israel y ni siquiera haya pasado a saludar a la Autoridad Palestina. Nada se lo impedía, me aseguran fuentes cercanas al presidente, a las que agradezco la confidencia. Incomprensible porque si el pueblo palestino sigue luchando por la autodeterminación, no se tiene en pie la grosera desatención que ha sufrido. A no ser que este caballero no está por la "autodeterminación de los pobres", y sí por la de los ricos. 

Por cierto, las mismas fuentes me hacen saber que «si uno de los objetivos, no declarados, por Mas era la petición de ayuda financiera a los israelitas, no era diplomáticamente hablando conveniente visitar a los palestinos». Sea como fuere, el caso es que, en los mentideros convergentes, se está haciendo correr la especie de que, tras la hipotética independencia de Cataluña, el gobierno de Israel le echará una mano a los catalanes en el terreno financiero.

Más todavía, Artur Mas ha viajado a la India. Allí ha estado una semana. Algo exagerado, digo yo. Y en tan prologando periplo no ha tenido tiempo de recibir a las organizaciones no gubernamentales no afectas, poco o mucho, a su persona. Peor todavía, ni siquiera tuvo el detalle de visitar Anantapur donde opera la Fundación Vicente Ferrer, catalán universal, nacido en la ciudad costera de Calella. Naturalmente hubo disimulo: envió a su señora esposa, siguiendo las tradiciones de los politicastros, que envían a sus señoras a los actos de beneficencia, mientras ellos hacen la llamada «alta política».


Apostilla: la actitud de Mas es algo peor que un error, es una estupidez.        

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