Mario Monti, jefe del
gobierno italiano, ha afirmado recientemente que “la concertación ha generado
los males contra los que luchamos hoy y los motivos por los que los jóvenes no
encuentran trabajo”. Lo ha dicho en la asamblea de la Asociación Bancaria
Italiana. Y no satisfecho todavía con lo dicho recalcó: “En las políticas económicas,
los agentes sociales deben quedarse al margen”.
Recordemos que Mario Monti fue también director europeo de la Comisión Trilateral, un lobby de orientación
neoliberal fundado en 1973 por David
Rockefeller. También fue miembro de
la directiva del Grupo Bilderberg. Fue presidente de Bruegel, asesor de The Coca-Cola Company. Atención: fue asesor
de Goldman
Sachs, durante el período en que esta compañía ayudó a ocultar el déficit
del gobierno griego de Kostas Karamanlis.
En suma, uno de los máximos
representantes orgánicos de las prácticas que nos están llevando al desastre
lanza desde la Torre
del Homenaje del cogollo de la gran banca italiana el potente mensaje de que la
crisis es debida a la concertación social. ¿Dirigida a los mercados? Claro que sí, pero fundamentalmente a la urbe y al
orbe.
Me juego lo que sea a
que, dentro de poco, estas mismas palabras se traducirán al lenguaje común de
la clase política termidoriana de nuestro país, que ya hace tiempo que, sin
decirlo, lo practica. Así las cosas, no es un infundio decir que de esta crisis
se saldrá, según se colige de Monti y sus secuaces, cuando se haya liquidado
todo vestigio de control social y la democracia sea un trampantojo.
Como es natural, la CGIL ha contestado como
corresponde.
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