lunes, 7 de febrero de 2011

MARX, FALGUERA Y LA FRATERNIDAD


Querido Miquel, observo con agrado que llevas mucho tiempo insistiendo en la fraternidad, esa tercera pata que acuñaron los revolutionnaires fraceses en aquella alta ocasión que vieron los siglos. Es más, diré que tu insistencia es muy anterior al libro que publicó en su día el amigo Toni Domenech.


Me permito proponerte la necesidad de redefinir la fraternidad en estos tiempos que corren. Lo digo por la importancia que le concedes en todos tus planteamientos y, ahora más en concreto, en
EL PACTO DE PENSIONES ¿ES UNA TRAICIÓN?. En todo caso, tengo la impresión –a partir de ahora escribiré titubeando porque no estoy ducho en esta materia-- , digo que tengo la impresión de que necesitamos ir a las primeras fuentes. Por lo tanto, parece inevitable que echemos algo más que un vistazo a la famosa triada de “libertad, igualdad y fraternidad”. Es decir, obligatoriamente debemos vincular la fraternidad a la madre de todas las batallas, esto es, la libertad. Veamos.


Supongo que coincidimos, amigo Miquel, en que la crítica que se le puede hacer a la Constitución más radical de las tradiciones burguesas –la francesa de 1793-- es la siguiente: dice que se le confiere al hombre el poder de hacer todo aquello que no pueda dañar los derechos de los demás. Ahora bien, andando el tiempo Karl Marx considera que ese esquema “francés” es la prisión que provoca que la sociedad burguesa no consiga elevarse más allá de su propio egoísmo. De esta crítica surge la idea del “otro”; ahí es donde nuestro Barbudo de Tréveris construye una concepción del hombre total con su propia antropología. Más todavía, a partir de ahí enlaza con su complemento: en el cambio de la concepción del trabajo hasta entonces dominante. En resumidas cuentas, Marx se distingue del pensamiento liberal clásico (“la propia libertad acaba donde comienza la libertad de los demás”) afirmando que la libertad del otro es la condición de mi libertad. Exactamente expuesto así: “El libre desarrollo de cada cual es la condición para el libre desarrollo de todos”, que dejó sentado en el Manifiesto comunista.


Pero no es sobre esta base marxiana como se construyó el concepto de fraternidad, sino como hechura de la triada liberal francesa. Mi pregunta, pues, estimado Miquel, son estas: así las cosas, ¿es conveniente repensar el concepto de fraternidad ligado a la libertad (“del otro es la condición de mi libertad”)? Díme algo y no me tengas en ascuas. Además, para concretar la estrategia que planteas en tu reciente escrito pienso que es de la mayor importancia vincular la fraternidad al concepto marxiano de libertad.




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