Se cumplió el pronóstico que hicimos en EL DESPOTISMO HIDRÁULICO DE LOS CONTROLADORES AÉREOS. Que, como se ha visto, fue: tras el motín carbonario de la noblesse d’ etat (en la acepción de Pierre Bourdieu), voces saldrán exigiendo una Ley de Huelga. De momento un opinador –de literatura frecuentemente avinagrada— como Enrique Gil Calvo lo exige taxativamente en El País de hoy, lunes.
Pues bien, a este Gil le puede seguir una leva de correligionarios que abarcarán las cabañas, los palacios y los claustros (según relata don Juan Tenorio) o, si se prefiere que no haya metáforas: de una parte de la izquierda, de la derecha y de aquellos que (astutamente) no se disfrazan de la una o la otra. Tales cofradías están esperando ese caramelo de la Ley de Huelga.
Pues bien, esta noblesse d’ etat –además del estropicio que organizó aquel fin de semana a la gente-- le habría creado una complicación caballuna al sindicalismo confederal si éste no reacciona de manera conveniente.
Pues bien, a este Gil le puede seguir una leva de correligionarios que abarcarán las cabañas, los palacios y los claustros (según relata don Juan Tenorio) o, si se prefiere que no haya metáforas: de una parte de la izquierda, de la derecha y de aquellos que (astutamente) no se disfrazan de la una o la otra. Tales cofradías están esperando ese caramelo de la Ley de Huelga.
Pues bien, esta noblesse d’ etat –además del estropicio que organizó aquel fin de semana a la gente-- le habría creado una complicación caballuna al sindicalismo confederal si éste no reacciona de manera conveniente.
Radio Parapanda. NOTAS SOBRE LA FUNCIÓN DE LOS JUECES ANTE LAS POLÍTICAS DE RECORTE DE DERECHOS SOCIALES
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