martes, 30 de agosto de 2022

Las últimas voluntades de IU y Podemos


 

No son buenas las noticias que nos vienen de los lavaderos y mentideros de la política que dice estar a la izquierda del PSOE. Son más que rumores: Izquierda Unida y Podemos se preparan, cada uno desde su domicilio, para las próximas elecciones: esto es, cada uno en su casa y Dios en la de todos. Con lo que IU será el principal competidor de Podemos y viceversa. Y de la competencia, velis nolis, corren el riesgo de alzarse la voz, levantar la mano y tirarse los platos los unos a los otros. Es cosa que saben los dirigentes y, sin embargo, repiten hogaño los errores de antaño. Pero no, no se trata de unas izquierdas incorregibles, porque tan repetido error es una consecuencia de un travieso genoma que rebosa confrontación. Una confrontación de unos contra otros y en el mismísimo interior de cada fuerza política. Así pues, todo indicaría que el lema de ambos –lo único compartido--  es «más vale cabeza de ratón que cola de león».

Para los que nos hemos educado en la acción colectiva unitaria, el sindicalismo, estas prácticas no solo son incomprensibles sino, especialmente, indeseables.  Francamente, no habríamos podido generar un nuevo movimiento obrero, construir una organización sindical como Comisiones Obreras y mantener ese artefacto contra viento y marea sin el armazón de la unidad y la argamasa de las síntesis sucesivas. Esta es una lección que nunca entendieron esas izquierdas que más se asemejan a órdenes menores conventuales que a formaciones políticas.

Cada uno por su lado es el anticipo de una nueva derrota, precisamente en unos tiempos de unas crisis superpuestas  (la guerra europea, la económica, el cambio climático) en la que avanzan desparpajadamente organizaciones iliberales que contestan ásperamente esta envejecida democracia nuestra.

No voy a hacer un  llamamiento a la cordura. Permitid la boutade –o, mejor dicho, la malafoyá granaína: respeto profundamente vuestro derecho a la eutanasia que, con vuestras últimas voluntades –ir cada cual por el camino, camino verde, que va a la ermita, como cantó Angelillo--  habéis demostrado que «la fuente se ha secado y lloran de pena las margaritas». Lúcido este cantante, Angelillo, republicano de pura cepa.

Pero quiero que se sepa: que esta propuesta –ir cada uno con su propia bandera— es perjudicial para IU y Podemos, para la izquierda en su conjunto, lo que significa lo que es fundamental: para las personas de carne y hueso de este gran país que con cierta frecuencia hace obras maestras de extravagancia.

Hasta aquí hemos llegado.   

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