Ciudadanos se encuentra en
paños menores; se diría que casi le cubre una hoja de parra en las partes
pudendas. Diremos que, para facilitar la lectura, las partes pudendas son las que, por pudor, se llevan cubiertas. Son
los genitales externos: pene y bolsa escrotal en el hombre; labios mayores y
menores de la vulva y clítoris, en la mujer. Aclarado, pues, y con mis
excusas a aquellos que lo supieran. Ahora bien, que los de Inés Arrimadas se encuentren en tan desairada posición no se debe a ninguna
conspiración judeo-masónica ni a capricho alguno de doña Correlación de Fuerzas. Esta dama es tan
sólo un notariado que se limita a registrar los vaivenes de la Historia ya sea
grande, regular o minúscula.
Arrimadas ha dado la
explicación: «La negociación de 2019 fue un error, regalamos cuatro gobiernos
al PP» (1). Cierto, aquello fue un error: una enorme plasta que Albert Rivera dejó en el paraninfo de Ciudadanos. Vale decir, no obstante,
que a tamaña plasta contribuyó con entusiasmo la mencionada Arrimadas. Por lo que
el capón que doña Inés le suelta a Rivera debería ser compartido por ella
misma.
Pero ´aquello´ --el error de 2019— no fue sólo darle el
gobierno al PP. El disparate caballuno fue autodefinirse centristas y actuar
como competidores de Rajoy y Casado por el ángulo
oscuro de la derecha más cerril. De donde se infiere que la importancia de
llamarse Centro fue una martingala
para no infundir unas sospechas que no pudieron ocultarse, un tocomocho que muy
pocos compraron. Hasta tal punto que –tras las últimas elecciones generales— se
produjo el batacazo que registró doña Clío en su diario. Y, a continuación, ocurrió
la masiva fuga de cerebros hacia alguna parte, algo parecido a la fuga de
cerebros de las grandes tecnológicas hacia el sector de las criptomonedas.
Error de enorme
trascendencia el no haber querido ser en esencia, presencia y potencia un
partido de centro. Porque ello les está conduciendo al Valle de los Tendidos y,
lo más significativo, ha impedido que en nuestro país exista, por lo menos
hasta la presente, una organización alejada de la caverna y la taberna. Con
todo, ahora tiene la oportunidad de dejar un rastro distinto: votar
favorablemente en el Parlamento el texto del acuerdo de la reforma laboral. Si
esto hiciera cabe la posibilidad de que la fuga se pare un pelín.
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