lunes, 27 de diciembre de 2021

Ciudadanos ante la reforma laboral


 

Ciudadanos se encuentra en paños menores; se diría que casi le cubre una hoja de parra en las partes pudendas. Diremos que, para facilitar la lectura, las partes pudendas son  las que, por pudor, se llevan cubiertas. Son los genitales externos: pene y bolsa escrotal en el hombre; labios mayores y menores de la vulva y clítoris, en la mujer. Aclarado, pues, y con mis excusas a aquellos que lo supieran. Ahora bien, que los de Inés Arrimadas se encuentren en tan desairada posición no se debe a ninguna conspiración judeo-masónica ni a capricho alguno de doña Correlación de Fuerzas. Esta dama es tan sólo un notariado que se limita a registrar los vaivenes de la Historia ya sea grande, regular o minúscula.

Arrimadas ha dado la explicación: «La negociación de 2019 fue un error, regalamos cuatro gobiernos al PP» (1). Cierto, aquello fue un error: una enorme plasta que Albert Rivera dejó en el paraninfo de Ciudadanos. Vale decir, no obstante, que a tamaña plasta contribuyó con entusiasmo la mencionada Arrimadas. Por lo que el capón que doña Inés le suelta a Rivera debería ser compartido por ella misma.

Pero ´aquello´  --el error de 2019— no fue sólo darle el gobierno al PP. El disparate caballuno fue autodefinirse centristas y actuar como competidores de Rajoy y Casado por el ángulo oscuro de la derecha más cerril. De donde se infiere que la importancia de llamarse Centro fue una martingala para no infundir unas sospechas que no pudieron ocultarse, un tocomocho que muy pocos compraron. Hasta tal punto que –tras las últimas elecciones generales— se produjo el batacazo que registró doña Clío en su diario. Y, a continuación, ocurrió la masiva fuga de cerebros hacia alguna parte, algo parecido a la fuga de cerebros de las grandes tecnológicas hacia el sector de las criptomonedas.

Error de enorme trascendencia el no haber querido ser en esencia, presencia y potencia un partido de centro. Porque ello les está conduciendo al Valle de los Tendidos y, lo más significativo, ha impedido que en nuestro país exista, por lo menos hasta la presente, una organización alejada de la caverna y la taberna. Con todo, ahora tiene la oportunidad de dejar un rastro distinto: votar favorablemente en el Parlamento el texto del acuerdo de la reforma laboral. Si esto hiciera cabe la posibilidad de que la fuga se pare un  pelín.

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