jueves, 9 de diciembre de 2021

Casado, estrafalariamente versátil


 Pablo Casado sería para las personas delicadas algo así como Jano bifronte; para los sofisticados viene a ser un tarambana. Véanse, por ejemplo, sus recientes declaraciones al diario porteño La Nación. Pero, antes de meternos en harina, conviene ver en qué contexto el joven Casado ha exhibido hermafroditamente dichas declaraciones.

Si los problemas internos (no hace falta repetirlos ahora) del PP le producen urticaria a Casado –y al cómitre de Génova, Teodorico--  el cuadro europeo no le echa una mano. La salida de Angela Merkel está acentuando la pérdida de influencia de los llamados populares en la Unión Europea. Oído, fogones: los conservadores gobiernan en ocho países, que suponen el 11 por ciento de la población frente al 36 por ciento de los socialdemócratas.  Así pues, a nuestro tarambana solo le queda la toxicidad de su retórica. Y, en un intento de calentar el tubo de escape, habla para La Nación (1).

En apretada síntesis, el joven Casado, tras las elecciones, si gana, estaría dispuesto a pactar bien con Vox, bien con el PSOE, pero con Pedro Sánchez en el cementerio. Tamaña versatilidad estrambótica no es un pronto de este caballero.  Es, ante todo, la consecuencia de que no dispone de ningún proyecto para España: lo mismo le da que sean nabos o coles. Y, tras ello, que sólo –y solamente— le interesa la poltrona de la Moncloa. En suma, a Casado le da igual gobernar con los romanos o los cartagineses. El proyecto España de la derecha vale para un roto o un descosido. Sir Winston y De Gaulle, De Gasperi y Popmpidou se llevarían las manos a la cabeza. 


Pablo Casado: “La Argentina no está teniendo una voz a favor ...

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