Es
mala cosa que la CEOE
no firme el acuerdo entre el Gobierno y los sindicatos sobre la financiación de
las pensiones. Se debería seguir hablando con la patronal, porque un pacto de
estas características no puede estar cojo. Más aún, hay que rebajar la tensión
entre el Ejecutivo y la CEOE. Entiendo que sacar la lengua a pasear diciendo
que «las patronales se descuelgan del acuerdo por la presión del PP» no ayuda a
solventar el problema.
La
CEOE, durante todo el proceso negocial, que con mano ducha ha conducido el
equipo de Yolanda Díaz, ha seguido el paso de
sus propios intereses y, a decir, verdad no ha coincidido con los de Casado y su estrategia de
tierra quemada. Recuérdese que el PP estaba en jamacuco permanente durante las
negociaciones y llegó a poner de chupa de dómine a «los empresarios». A los
empresarios en general.
Que
los empresarios estén fuera de este pacto representaría un conflicto, latente o
aflorado, que complicaría, además, otras negociaciones. Así pues, hagan que no
ha pasado nada y ayuden a que CEOE se incorpore al pacto.
Finalmente,
este pacto hay que valorarlo con sobriedad, dejemos que no se exageren los
sahumerios. Por una razón: este acuerdo,
que es importante, sirve para salir del paso, que no es poca cosa. No es la
reforma de las pensiones, ni la definitiva financiación de las mismas que sigue
estando pendiente. Mientras no se aborden todos esos problemas estaremos, con
mayor o menor, comodidad con la jindama en el cuerpo.
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