lunes, 4 de octubre de 2021

Reitero: el procés ha muerto


 

Cuando hace pocos días afirmé que «el procés había muerto» algunos amigos no compartieron dicha afirmación y otros, más precavidos, señalaron que será necesario esperar las anunciadas movilizaciones del 1 de Octubre. Sostengo, como Pereira, que el procés –no el independentismo— ya no está en este valle de lágrimas.

Que pueda haber manifestaciones multitudinarias y ruidosas (no ha sido el caso de las que se han producido este fin de semana en Cataluña) no quiere decir que el procés siga vivo. El procés, un imaginario estrambóticamente confuso, era una idea quimérica apoyada por una importantísima parte de la sociedad catalana; hoy todo ello se ha ido deshilachando, en parte porque se ha dado un cambio en el liderazgo de la Generalitat, el agotamiento del efecto Puigdemont y la pérdida de capacidad de intimidación de los post post post convergentes y, sobre todo, de la CUP.

¿Qué hemos visto este fin de semana? «Varios miles» de personas manifestándose que sin ánimo de ofender diremos que eran cuatro y el cabo. A pesar del efecto que gratuitamente se pronosticó sobre las potentes manifestaciones contra la detención del hombre de Waterloo en la isla de Cerdeña.

Se acabó el carbón, sólo quedan las brasas.  

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