Estamos
en tiempos chocantes. Hasta las cabañuelas han caído, después de siglos de
aproximados aciertos, en la indeterminación. No es agradable saber que ya no te
puedes fiar ni de las mismísimas cabañuelas. O tempora o mores!
De
un lado está la botella medio llena: avance de la vacunación contra la covid,
siguiendo las expectativas del gobierno y las autoridades sanitarias; también
están ahí, en contabilidad positiva, los datos de la economía que, no siendo
todavía para echar las campanas al vuelo, sí parecen indicar un cambio de fase
a mejor. Esta es parte de esa botella medio llena, que conviene celebrar
sobriamente.
De
otro lado está la botella medio vacía, que conviene observar con alarma
tranquila. Son los tres conflictos abiertos entre los dos socios del gobierno
de Pedro Sánchez. Tres conflictos que son
públicos, aireados a veces con hiel y vinagre. Tres son tres: el precio de la
electricidad, la ampliación de las obras del aeropuerto de Barcelona y, ahora
mismo, la repatriación de los menores a Marruecos. Alto voltaje canicular de
tres problemas que tienen connotaciones geoestratégicas. No hay soluciones
duraderas si el enfoque para abordarlos es de campanario. Y, peor todavía, si
cada ministrillo tiene su librillo para solucionarlos la cosa irá a peor.
Señores
y señoras del Gobierno: rebajen la tensión que vienen tiempos pastueños.
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