Lo
que faltaba para arreglar el asunto: unos centenares de mesnaderos de alguna
fracción de Waterloo
se concentraron ayer ante la sede de Esquerra Republicana de Catalunya para abuchear a las actuales generaciones de este partido. Son primates
de todas las edades como botón de muestra que la cabeza, el tronco y las
extremidades de los post post post convergentes están en concordancia, al menos
en considerar a Aragonès García como botifler.
Es
la lengua bífida de Junts
per Cat, el partido que tiene como dirigentes desavenidos a Puigdemont, Jordi Sánchez y Laura Borràs. Desavenidos
en lo fundamental (formar gobierno) y unidos en lo accesorio (multiplicar el quilombo).
Ahora
bien, de un lado, los dirigentes de Waterloo afirman ambiguamente que por ellos
no quedará la cosa y que, de una una u otra forma, habrá gobierno en Catalunya;
de otro lado, el capataz envía a los mesnaderos para que organicen la grita:
una muestra garrula del «partido de lucha y de gobierno».
Al
joven Aragonès se lo
llevan los demonios. Sabe que el quid de la cuestión es quién gana el relato,
tanto si al final hay acuerdo entre los dos
grandes del independentismo como si fracasa el asunto y se va a nuevas
elecciones. De ahí que para ganar el relato de la formación de gobierno haya
declarado que gobernará en minoría y, ahora, lanza una oferta a los Comunes que,
así las cosas, se convierte en plato de segunda mesa. Los dedos se le vuelven
huéspedes a los comunes.
Ahora
bien, este embrollo puede y debe ser mirado como una muestra palpable del
definitivo fracaso del procés y la
incapacidad de los grupos dirigentes de ambos partidos –ERC y Waterloo— para hacer política. Sus dirigentes son ya una
generación perdida. Precisamente cuando el 15 por ciento de la población
catalana está en situación de pobreza.
Desorientación
en ERC, intransigencia pro domo sua
de Waterloo. Despiste en las covachuelas de ERC: la secretaría de información
manda unos comunicados a los medios informativos, como lo oyen, en latín. ¿Exhibición
de romanistas? No, simplemente un lorem ipsum. Los nervios.
¿Cómo
acabará este esperpento?: averígüelo Vargas.
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