Sabemos
que si a = b, y b = c, a es igual a c. Nos lo enseñó Aristóteles
y a partir de ahí el hombre pisó la Luna. Los académicos llaman lógica a esa
fórmula. Sin embargo, corren por ahí –en los alrededores de Waterloo— gentes que parecen impugnar ese postulado.
Por eso no pocos de nosotros tenemos dificultades en descodificar las formas de
darle vueltas a la cabeza de ciertos sectores del independentismo catalán,
concretamente el que se encuentra en esa cáfila de grupos de Junts per Cat. O sea, los
de Puigdemont, Jordi Sánchez, Laura Borràs y el rescoldo de
aquel Quim Torra. Las
maneras de razonar de estos personajes es un amasijo de anacolutos, ocurrencias
y paralogismos cada vez más sorprendentes. Que para mayor extrañeza parecen
chapapotes del trumpismo derrotado,
que no vencido.
Así
pues, el resto de los mortales, siempre que tengamos los tornillos medianamente
ajustados en la cabeza, lo que digan los arriba mencionados nos parece
incongruente.
Es
incomprensible que, desde el 14 de febrero cuando se celebraron las últimas elecciones
con la victoria de Salvador Illa, los
independentistas –para entendernos, Pere Aragonès y los de Waterloo— no se hayan querido poner de
acuerdo para el reparto de los enseres de la casa y la túnica sagrada.
La
lógica política afirmaría que los de Waterloo deberían estar interesados en
formar parte del gobierno catalán para no estar al margen de la lluvia de
millones de los fondos europeos contra los efectos de la pandemia. Porque en la
oposición solo podrían ejercer el derecho al doble pataleo: contra Pedro Sánchez y, también, contra Pere Aragonès. Con el
desgaste que eso les comportaría. De ahí que –si aplico la lógica aristotélica-- me inclinaría a pensar que puede haber
gobierno de las dos principales fuerzas del independentismo catalán. Eso sí,
demostrando Waterloo que se forma gobierno cuando a él le sale de la cruz de
los leotardos. ERC, así las cosas, seguiría siendo un sujeto ancilar, aunque
formalmente detentara la presidencia de la Generalitat. El plazo para el amancebamiento vence el 26 de
Mayo, mes de las flores.
Pero
hemos quedado anteriormente que ese personal establece los mecanismos del
razonar de otra manera. Dicho caritativamente, de una manera presocrática,
fracción garrula.
Por
lo que puede pasar cualquier cosa, ofreciendo gratuitamente lecciones a las derechas madrileñas --«con una
falda de percal plancha / y unos zapatos de charol / en el mantón de flecos
rebujá a modo de Virolai madrileño»-- de
cómo construir y desarrollar un relato de nacionalismo de campanario.
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