Sigue
siendo un problema de gran envergadura que, tras 200 (doscientos) días de gobierno
en funciones en Cataluña, las diversas ramas del independentismo, si bien
dividido y voluntariamente desnortado, todavía tienen quienes las sostienen. Haga
lo que haga –o incluso sin hacer nada— el govern
catalá siempre tiene quien le escriba. Ahora bien, la vinculación de los
parroquianos con este remedo de gobierno es oblicua; es, ante todo, y nada más
que eso, una relación con los partidos que conforman dicho gobierno. Un nexo que
en ocasiones y no de manera infrecuente es fuertemente pasional; algo que ya no
parece de naturaleza política sino de paganismo religioso. No es nuevo en la
historia europea este tipo de relaciones extravagantes con algunas ideas y
personajes, políticos o no.
Doscientos
días de gobierno en funciones o, para no ir con emplastes, doscientos días sin
gobierno en Cataluña. Nadie ha levantado la voz contra de una situación tan
irregular y, peor todavía, tan contraproducente contra los intereses materiales
de la sociedad. En plena pandemia, gobierno de sombras chinescas en Cataluña. Y
sin gobierno no hay gestión de los fondos europeos.
Permítanme
dos situaciones de intemerata.
Primero,
la cháchara política catalana de este ambigú gubernamental que ´preside´ Aragonés García es si los fondos europeos, en
lo que atañe a Cataluña, los gestionará el president o el Departament d´Economia:
me viene a la mollera la historieta del asno de Buridán.
Segunda,
ustedes no sé, pero me quedé de piedra al ver las declaraciones de la
vicepresidenta Teresa Ribera: el gobierno central todavía no ha mantenido
conversaciones con la Generalitat para gestionar los fondos europeos Next
Generation EU. Valiente la Ribera, que no ha querido ocultar un zurullo
catedralicio
Esta
es una situación, como puede verse, de extremada gravedad. De ahí que o hay
gobierno catalán con urgencia o habrá que encontrar un artificio –constitucional,
por supuesto-- capaz de gestionar los
fondos en Cataluña. Sépase que los de Junqueras – Aragonès García cayeron en la trampa al diseñar el
método de la negociación para repartirse el matalotaje de la despensa de la
Generalitat: se formaron tres bloques de temas, pero no se podía pasar al
siguiente hasta que no estuviera agotado el anterior. Es la astucia de bidonville de los de Waterloo que está dejando a
ERC en cueros vivos.
A
pesar de todo, miles de independentistas –ora de Waterloo ora de la abadía de
Junqueras-- siguen haciéndose un Miguel Bosé: negacionismo
político, aunque afirma el hijo del torero que «con la cabeza alta».
Doscientos
días sin gobierno, sin embargo, no equivalen en este caso a doscientos días sin
cobrar.
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes», una de las joyas de las Conversaciones Escogidas de don Venancio Sacristán.
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