No
esperen a que sea demasiado tarde para leer el artículo de Enric Juliana, hoy en La Vanguardia. ´Madrid, distrito
diferencial: unidad de las derechas para batir a Sánchez´, un potente titular
que es, a la vez, continente y contenido (1). Ni Juliana es amigo de
tremendismos, ni el medio practica la prensa de tabloide, de manera que no
echen lo que se dice en saco roto. El tema: las próximas elecciones autonómicas
en la Comunidad de Madrid.
Las
costillas del artículo son éstas: habrá una fuerte movilización del voto
conservador ante la cita electoral del 4 de mayo; corrimiento de amplios segmentos
de voto tanto de Ciudadanos
como de Vox hacia la
candidata del Partido
Popular, Isabel Diaz
Ayuso; y, en
consecuencia, victoria aplastante de la derecha o –dicho de otra manera más
áspera-- derrota sin paliativos de la
izquierda.
Sabemos
que ´todo empezó´, hace ya muchos años, con aquel tamayazo subvencionado generosamente
por el mardito parné. Pero hasta la
presente nadie nos ha dicho por qué la izquierda lleva tanto tiempo viviendo
sin vivir en ella, queriendo unos –y aparentando querer otros— gobernar la
Comunidad y desfallecer en el intento.
Enric
Juliana hace una aproximación de las ventajas que los sucesivos gobiernos
madrileños, además de forrarse sus bolsillos, han procurado para la ciudadanía.
O lo que se ha querido ver como ventajas: libertad de horarios comerciales,
uber versus taxi, la política fiscal más benévola … Que, según el autor, ha ido
construyendo una especie de «hecho diferencial
madrileño» que –andando el tiempo, digo yo— podría generar su propio procés y su propio derecho de decidir.
Con todo, lo que sí podemos apreciar, de un tiempo a esta parte, es que Madrid
constituye una behetría que limita con España por los cuatro costados.
De
producirse los pronósticos sería demoledor el golpe que se daría al gobierno
progresista. De entrada --dispensen que yo también entre en el terreno de las
suposiciones-- la conllevancia de los
socios en el gobierno se iría empequeñeciendo, y al entrar irremisiblemente en
zona tórrida electoral reaparecerían las navajas de Albacete. Presumible
derrota del gobierno, aparición de un ciclo largo de la derecha, paralización
de los derechos de ciudadanía recientemente conseguidos.
En
todo caso, vale la pena recordar que los pronósticos sólo son pronósticos, y
que definitivamente la astrología no tiene estatuto de ciencia, ni teórica ni
aplicada. Pero, algo sigue sin resolverse: ¿por qué la izquierda madrileña no
ha sido capaz todavía de gobernar la Región? Lo que equivaldría a lo siguiente:
por qué resultan más atractivas las realizaciones de la derecha que las de la
izquierda a la hora de depositar el voto?
Oigan,
si yo lo supiera –aunque fuera medio aproximadamente-- les daría un anticipo. Sólo les puedo decir
que «lo primero es antes». Pero eso, siendo necesario, parece que no basta. Parece que necesitamos a que don Benito nos
diga qué es este Madrid. Pérez Galdós,
naturalmente.
Madrid,
distrito diferencial: unidad de las derechas para batir a Sánchez...
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