Ayer
fue un día estrambótico en el Parlamento. Anás—Casado y Caifás—Rufián se conchabaron para intentar derrotar
al gobierno, que convalidaba un decreto de gran importancia: el plan de gestión
de los fondos europeos. El Partido
Popular trasladó a esta sesión toda su impotencia, todo su fracaso
votando en contra; nuevamente los barones de dicho partido han tragado quina. Esquerra Republicana de Catalunya,
el partido europeo más confuso, volcó su atolondramiento, asediado en la amura
de babor por el efecto Illa y en la de estribor por las diversas mesnadas
post post post convergentes. Rufián votó en contra. Inés Arrimadas, como la Eloisa de Jardiel Poncela, estaba debajo de un almendro
intentando que en Europa no se supiera su voto contrario. Arrimadas ni siquiera
se da cuenta que va camino de la irrelevancia, tras los pasos de aquella
irascible Rosa Díez.
El
gobierno se salvó por los pelos, con la abstención de Vox. Mucha agua pasará bajo las puentes de los
ríos para que Casado haga olvidar a las cancillerías europeas su grotesca
negativa a convalidar el decreto de los fondos.
Así
es la herrumbre de la política. Tan tóxica que ha contagiado al otrora
prestigioso diario El País a
convertirse en una gacetilla con frecuente obscenidad. El editorial de hoy es
un botón de muestra de la degradación de un diario que ha pasado de querer
influir intelectualmente a ser un sujeto beligerante contra el gobierno cuando
éste no le sigue la corriente (1). La obscenidad: «Desafortunadamente, el resultado de la votación es, antes que
ningún otro, un fracaso colectivo de la política española, lastrada por
tacticismos de cortas miras, cálculos partidistas, raquítica propensión a
dialogar y construir juntos». Obscenamente vulgar porque las
responsabilidades de los que votaron en contra –Casado, Arrimadas y los independentistas
catalanes-- quedan subsumidas en «el
fracaso de la política española».
Es,
sobre todo, la rabieta de El País, con el apoyo de viejos galápagos, que no
olvida que su propuesta de gobierno de concentración PSOE – PP no ha prosperado.
Post
scriptum.--- «Lo primero es antes», siempre de la mano de don Venancio Sacristán.
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