No
eran rumores. Se trataba de fuertes indicaciones que venían de Waterloo, mientras Esquerra Republicana de Catalunya
–dicen algunos aproximadamente bien informados-- asumía en el reclinatorio la idea (lo tomas o
lo dejas) de que las elecciones autonómicas catalanas tenían que retrasarse. No
eran rumores sino el resultado de una constatación: Carles Puigdemont no las tiene todas consigo, de
manera que –esta vez, sí— los de Junqueras podían levantarle el gallo a los post post post
convergentes, que ahora son una conjunción libertariano—nihilista. Más todavía,
los rumores del retraso arreciaron,
simultáneamente tras la sentencia de la Junta Electoral Central de no reconocer
a Waterloo toda una serie de derechos electorales y con la aparición de Salvador Illa en las candilejas. De manera que nada de rumores.
En
breve el governet de la Cataluña
Tócame Roque decidirá si se mantiene la fecha electoral, 14 de Febrero, o se
pospone para cuando Waterloo entienda que puede ganar los comicios. Todo
dependerá –advierten para los pobres de espíritu— de la evolución de la
pandemia. Ojo, esa evolución se puede gestionar al servicio del retraso
electoral. No sería la primera vez que el
poder usa las calamidades pro domo sua.
ERC
sigue en su reclinatorio y –formulo esta comparación a cosica hecha— parece
remedar a Ciudadanos:
los de Rivera y Arrimadas ganaron, contra
pronóstico, las anteriores elecciones, pero no supieron qué hacer con los
resultados: Dios le da nueces a quien no puede roerlas. Por lo que se limitaron
a cantar que «el patio de mi casa es particular / cuando llueve se moja como
los demás». Tres cuartos de lo mismo: ERC, tras el destronamiento de Quim Torra, tampoco sabe
qué pensar, decir y hacer. Ni siquiera se aposentan en la cámara presidencial:
el señorico se podía molestar. ERC sabe
estar como nadie en el reclinatorio. Pero hay quien se malicia de que Oriol Junqueras esté más
interesado en ser el candidato a presidente de la Generalitat a que la opción
actual (Aragonès) sea la que prevalezca. Intrigas florentinas de arte menor,
ciertamente. Pero es una hipótesis no descabellada. Lo que querría decir esto:
Junqueras piensa que el indulto es inminente y, por tanto, todavía tendría
tiempo de encabezar la lista.
Waterloo
tiene en estas historias –auténticos pucheros de garbanzos mediceos-- un valedor: el exhibicionista patológico Rafael Ribó. Tan caducado como
Lesmes y Cía viene
insistiendo desde hace semanas en que se pospongan los comicios, y ha puesto en
marcha una tramoya: la creación de un Consejo asesor ad hoc. Fuegos
artificiales para que su código de barras, agotado, no levante sospechas. O
bien para ocultar su desidia en abordar los temas que afectan verdaderamente a
sus competencias.
De
momento las organizaciones sindicales y las patronales han exigido que se
celebren las elecciones el día previsto. Nadie podrá achacarles que no tienen
sentido de la responsabilidad. Ni tampoco nadie podrá acusarlos de partidismo.
Post
scriptum.--- No importa mucho que se
ignore el valor del número e; pero tiene
poco perdón que se desconozca que «Lo primero es antes». No lo dijo Polibio en su Historia Pragmática, sino con frecuencia
don Venancio Sacristán.
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