El
maestro Lluís Foix alertaba ayer en su columna
de La Vanguardia: «Lo más probable es que las elecciones se celebren cuando
convenga a quienes tengan la capacidad de desconvocarlas» (1). Magistral
retruécano el del veterano periodista.
Así
ha sido, se convocan las elecciones para el día 30 de Mayo por aquellos que las
habían hecho para el 14 de Febrero. Elecciones prêt—à—porter. Tras la
re-convocatoria, un tal Pere Martí, Jefe de
Comunicación de Waterloo, se dirigía desde la ciudad a los
campanarios con este mensaje: «Ara tenin més temps per a guanyar bé». Blanco y
en botella. Hemos entendido: no se trataba de autodefensa ante el coronavirus
sino de ganar tiempo.
También nosotros
dijimos, desde la molesta irrelevancia de este blog, lo siguiente: «Ojo, esa
evolución de la pandemia se puede gestionar al servicio del retraso electoral.
No sería la primera vez que el poder
usa las calamidades pro domo sua». Elecciones a la carta. «Ahora –dice ese Martí—
tenemos más tiempo para ganar cómodamente». El mismo desparpajo del que fuera
ayudante de campo del pío Fernández Díaz: «Si gobernamos, la
jodienda de los fiscales puede cambiar».
Así pues, la
agrupación de agraviados por la aparición de Salvador Illa en el escenario electoral ha agachado, aliviada, la cabeza. En primer lugar, los
partidos que están en el governet:
ninguno de los dos, Waterloo y ERC, querían correr el riesgo de la
humillación de verse sobrepasados por los socialistas; también el mustio Carrizosa (Ciudadanos) se siente agradecido porque piensa que podría remontar
el vuelo gallináceo que le atribuyen las encuestas; los de Casado –piensan sin saber
exactamente por qué-- cualquier retraso les favorece. Así pues, los
constitucionalistas de papel de estraza pueden estar agradecidos al apaño de
Waterloo y ERC. Un apaño que, tal vez, abra complicaciones en el interior del
priorato de Oriol Junqueras. Hemos escrito hace unos días lo siguiente: «hay quien se malicia que Oriol Junqueras esté más interesado en ser el candidato a
presidente de la Generalitat a que la opción actual (Aragonès) sea la que prevalezca» (2). Vayamos al grano:
si el joven Aragonès
es el candidato a la presidencia y gana las elecciones, el viejo Junqueras
puede ir despidiéndose de llegar a lo alto de la cucaña. Ahora podría ser su
oportunidad, porque –con o sin fundamento— cree que el indulto le llegará antes
de la nueva fecha de las elecciones catalanas.
En todo caso, el
retraso de las elecciones es otra conclusión del fracaso del procés; muestra la incapacidad de
quienes han estado desorganizando y agravando los asuntos públicos; y
finalmente expresa el carácter iliberal de los dos cacicazgos del
independentismo catalán. Pero, ya lo hemos dicho antes: enseña el miedo a verse
superado otra vez por quienes no están en los establos de Augiás. Canguelo al por mayor y detall.
Se trata de una
decisión extremadamente grave. Sin embargo, los principales agraviados, los
socialistas, no recurrirán la martingala. No creo que sea prudencia, sino más
bien otro de esos momentos en que los socialistas catalanes se empeñan en
perder oportunidades. En esta ocasión, además, con el agravante de que la falta
de respuesta a la martingala es un
elemento que induce a desbaratar la necesaria participación. Lo digo sólo con
la voz queda, pues podría ser que el PSC tuviera razones que a un servidor se
le escapan, lo que no sería nuevo.
Post
scriptum.--- El Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, insiste en que «el cuerpo no está hecho para la
fornicación, sino para el Señor». Oiga, mosén: ¿por qué hay que meter al Señor
en estas quisicosas? Eso le pasa al mitrado por no atenerse a la regla
propedéutica que afirma: «Lo primero es antes». La enseñaba don Venancio Sacristán.
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