El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
ha anulado el decreto del gobierno autonómico que posponía las elecciones del
14 de Febrero ad calendas graecas. Se trata de una decisión impecable, según afirman
autorizados juristas. Por otra parte, fíjense en un detalle no menor: desde el
independentismo nadie ha impugnado el decreto pretextando disparates jurídicos;
tan sólo han manoseado el socorrido victimismo con la estrambótica acusación de
que es, más o menos, «un 155 encubierto». El léxico político del independentismo
catalán es harto limitado.
Atención a la novedad: la musa del
independentismo, Pilarísima Rahola, ha sorprendido a sus parroquianos con su artículo de hoy en La
Vanguardia, “Tiro en el pie” (1). La irascible señora arranca su escrito de
esta manera: «No participo del relato victimista que se ha activado al conocer
la medida provisional del TSJC que paraliza el decreto de aplazamiento
electoral». Y, además, califica el decreto de «chapuza».
Las cosas claras: a) Rahola no contesta el ´aplazamiento´
sino la chapuza del decreto, y b) el artículo ha de leerse en clave de un
cogotazo al vicepresidente Aragonès. Por lo que excúsenme la falta de educación del ´yo ya lo dije hace dos
días´. Waterloo –escribí aquí mismo-- le
endosará las responsabilidades, si las cosas vienen mal dadas, a los de Esquerra Republicana de Catalunya. De hecho, son ya varios diputados, afectos al hombre
que «está jodido en Waterloo», los que han empezado a disparar contra ERC. Lo
dijimos.
Ahora bien, vamos a aclarar las cosas: el
decreto está siendo tildado de chapuza desde diversos ángulos de la política,
los abrevaderos mediáticos y las barberías unisex. Pero es que no podían hacer
otra cosa, si es que querían aplazar las elecciones y, así –como dijeron voces
autorizadas de Waterloo-- ganar tiempo
para ganarlas cómodamente. Hicieron así el decreto, a sabiendas de que era un
adefesio. Y si cuela, cuela. Ya les amenazaremos con la pandemia, pensaron.
Desde el governet, en efecto, ya han
aparecido las voces que achacan a los socialistas que han judicializado la
política al presentar el recurso. A ese corral se han sumado algunos exponentes
del coro del canguelo, esto es la
agrupación de agraviados por el «efecto Salvador Illa». Pero resulta que quien
ha recurrido es una asociación de la sociedad civil y un particular, un ex
agente de los Mossos de l´Esquadra, llamado Josep Asensio Serqueda, conocido en el Cuerpo por sus rifirrafes con el mando.
De manera que el independentismo político tiene el miedo pegado al cuerpo: le
agarrota las entendederas y le trastorna peristálticamente los intestinos.
Un gobierno tranquilo hubiera hecho las cosas
de otra manera. Por ejemplo, convocar una mesa de partidos políticos, exponer
la situación de objetivas dificultades para realizar las elecciones, y –despacico y buena letra -- consensuar lo más apropiado. Esta es una
condición necesaria, aunque no suficiente. No es suficiente, porque el derecho
al voto es personal e intransferible. Pero ya se habría dado un paso
importante. Pero no: Waterloo, recuperando viejas tradiciones carlistonas,
gritó «¡A por ellos, que son de regadío»! Y con el trabuco del general Cabrera se disparó al pie.
Con lo que podemos sacar una conclusión
provisional: el tándem Waterloo – ERC o bien se pasa la legalidad por el forro
de sus leotardos o bien es la suma expresión de una inepcia que jamás han visto
los siglos pasados y presentes.
Por todo ello, oigo desde mi ventaja la vieja
canción de la Vega de Granada, que García
Lorca hizo mundial: «Anda jaleo, jaleo; ya comenzó el alboroto y ahora empieza el tiroteo»
1)
https://www.lavanguardia.com/opinion/20210120/6185548/tiro-pie.html
Post
scriptum.--- Don Venancio Sacristán nos dejó
dicho, entre otras cosas, que «Lo primero es antes».
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