sábado, 9 de enero de 2021

14 de Febrero, una campaña electoral chusca


 

Dos novedades: Salvador Illa provoca un significativo brinco que recogen las encuestas con solo una validez coyuntural y expresan los humores en un momento dado; la Junta Electoral Central envía a Waterloo al cesto de los extraparlamentarios y reconocer los derechos de la marca Junts al PDECat. Poco le importa a Puigdemont: tiene sus escribas agachados en Tv3.

Por lo demás, en Cataluña asistimos a dos situaciones chuscamente paralelas: de un lado, las elecciones autonómicas están anunciadas para el día 14 de Febrero; de otro lado, desde las covachuelas de un sector del independentismo se lanzan globos sonda insinuando que, dada la gravedad de la pandemia, no estaría de más que los comicios se retrasasen sine die. (Rafael Ribó tuvo que ver en esta historia). Los movimientos para retrasar las elecciones son insistentes hasta el punto que el presidente de la patronal catalana Foment, Sánchez Llibre, ha pedido que se celebren en la fecha convenida.

Es un secreto a voces que Waterloo no las tiene todas consigo e intenta retrasar la fecha hasta el momento que entienda que le conviene más. Ya veremos, aunque la voz autorizada de Jordi Pedret Grenzer nos dice: «Demasiado globo sonda en los últimos días. No existe amparo constitucional ni estatutario posible para un aplazamiento, a mi entender».

Sea como fuere el caso es que nos encontramos ya en plena contienda, tras las constatación de la inexistencia de facto de periodos institucionales de campaña electoral. Vivimos, así pues, en permanente campaña. Y en esta ocasión con unos contenidos realmente chuscos, que la irrupción de Salvador Illa ha potenciado. Es una candidatura inquietante para el resto de las fuerzas políticas tanto de babor como de estribor, independentistas y asimilados, y ese bloque que morigeradamente se llama constitucionalista. Jugada maestra en todo caso. De hecho, Illa ha seguido el alegato de Miquel Iceta: «Hic salta hic Illa». Iceta, antiguamente considerado perejil de todas las salsas, se ha configurado como un master chef de alto coturno.

Lo chusco del tifón Illa es que ha puesto a Waterloo y a Esquerra Republicana de Catalunya en función suya. Waterloo afirma que «las elecciones son cosa de dos: de ellos mismos y de Illa. ERC responde: de ninguna de las maneras, la cosa está entre Aragonès e Illa. Don Salvador calla, y sobre ese particular no dice ni oxte ni moxte. Nosotros, llevándole la contraria a los todólogos diplomados, decimos que, de momento, sólo sabemos que puede pasar cualquier cosa. Primera consideración: Illa ha hecho que los socialistas catalanes se levanten de la chaise longue y, además, sus más directos rivales giren a su alrededor.

Campaña chusca, decimos. Que es la conclusión de todo el itinerario de confrontación en el seno del independentismo, un Ok Corral de la máxima intensidad. El lema de ambas fuerzas independentistas, sin embargo, es el mismo: «Mors tua vita mea», que don Luis el Dormío, del curato santaferino de los años cincuenta, habría traducido así: «Ciego tú, tuerto yo». (El mote le vino porque cuando oficiaba una misa podía durar el doble ante la desesperación de los parroquianos). 

Campaña chusca, insistimos. Después de un truculento juego de martingalas, el hombre de Waterloo encabeza la lista de los post post post convergentes, el llamado partido Junts. Quien, no obstante, rehúsa aspirar a ser candidato a la presidencia de la Generalitat. El testigo lo ha pasado a doña Laura Borràs, que tiene sus problemillas con la Justicia.  Por lo que se ve, esto es una inexcusable seña de identidad de los descendientes del Patriarca. Ahora bien, lo chusco en este caso alcanza un sofisticado encaje de bolillos de Camariñas, sede pontificial española de esos miriñaques. El siguiente de la lista es el gasolinero Canadell, durante un cierto tiempo el obediente eco de Trump en Cataluña. Que chuscamente ha hablado así: Yo puedo ser el próximo presidente de la Generalitat, porque la Borràs tiene sus problemas con la Justicia. Es una lista que, en todo caso, es el refugio de los practicantes de esa retórica circular: atosigan a la ciudadanía con mentiras a granel y cuando sus feligreses las creen, todo eso es considerado como una prueba irrefutable de la veracidad de lo propalado. Lo mismo que el Hombre bronca norteamericano.

Una última sugerencia: Illa no hace milagros, sino política. La mejor manera de celebrar una encuesta es tomar nota, sólo tomar nota; y, a continuación, seguir con lo puesto. Mejorando cada paso, ciertamente.

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», podría haber dicho don Venancio Sacristán tras leer la encuesta que hemos comentado. Pero solo es un suponer.


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