domingo, 13 de diciembre de 2020

Prioridades y postergaciones


 Primera consideración. Si damos por sentado --y dejamos asentado-- que «lo primero es antes», hemos de convenir que de dicha formulación se desprenden conclusiones de práctica política.

Segunda consideración. Tres cuartos de lo mismo podemos establecer cuando afirmamos que muchas prioridades equivalen a ninguna; hay que desconfiar de quien nos propone más de una prioridad.  

La primera y la segunda consideración son de enorme importancia en la actual situación política española. Y ambas, una vez despejadas la aprobación de las cuentas públicas y expedito el camino de los fondos comunitarios, deberían guiar la metodología del Gobierno. Perdón por la aparente obviedad: de todo el Gobierno. Esa metodología sería: definir cuáles son las prioridades y qué cuestiones se postergan. Hacerlo todo a la vez solo se puede plantear desde quienes nunca han tenido ni siquiera la honorable responsabilidad de Jefe de escalera. Confundirse de momento y de etapa podría tener consecuencias desagradables.

¿Convenimos que la prioridad es la lucha en todos los terrenos contra la pandemia? Convenido. Introducir una batería de iniciativas por añadidura no es pertinente. Y sin embargo, hay quien da la impresión de que es igualmente prioritario debatir la forma de Estado, esto es, si Monarquía o República. Si desde el Gobierno o de una parte del mismo se llega a esa conclusión o si desde las fuerzas políticas que apoyan al Gobierno se concluye que es compatible la lucha contra la pandemia y la ´cuestión republicana´, se estará haciendo un pan como unas hostias. Más todavía, aprovechar los dislates del emérito para arrimar el ascua a la sardina contribuiría a un carajal de consecuencias imprevisibles. Lo que no quita –lo digo igualmente de clarito— la exigencia de responsabilidades y la apertura de investigaciones sobre el emérito.

Vivimos unos momentos de gran interés. Hay la posibilidad de abrir un nuevo ciclo de derechos sociales, dentro y fuera del ecocentro de trabajo;  y, también están en marcha nuevos derechos civiles, como la eutanasia. Ahí está otro ejemplo de gran envergadura: la hipótesis de una Ley de usos del tiempo. Una gran novedad en Europa.

Lo diré con acento en do de pecho: vigílese no romper esa posibilidad por mor de meterse en el fregado de la República. Si este Gobierno cae ni habrá ocho ni ochenta.  Y para mayor abundamiento de lo que quiero decir, les dejo con este artículo de Carlos Elordi: https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/gobierno-pasar-ofensiva_129_6496321.html

Por lo demás, algunos deben recordar que ya no son monaguillos sino cardenales. Los primeros pueden permitirse el lujo de instalarse en los espejismos, pero no los cardenales. De manera que les es exigible más responsabilidad. Y si quieren seguir siendo útiles ahí tienen terreno para demostrarlo: hagan una propuesta seria, factible y viable, sobre el borrador gubernamental que plantea extender de 25 a 35 años el cómputo para el cobro de las pensiones.

 

Post scriptum.--- «Lo primero es antes», explicaba con paciencia don Venancio Sacristán

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