Primera consideración. Si damos por sentado --y dejamos asentado-- que «lo primero es antes», hemos de convenir que de dicha formulación se desprenden conclusiones de práctica política.
Segunda
consideración. Tres cuartos de lo mismo podemos establecer cuando afirmamos que
muchas prioridades equivalen a ninguna; hay que desconfiar de quien nos propone
más de una prioridad.
La
primera y la segunda consideración son de enorme importancia en la actual
situación política española. Y ambas, una vez despejadas la aprobación de las
cuentas públicas y expedito el camino de los fondos comunitarios, deberían
guiar la metodología del Gobierno. Perdón por la aparente obviedad: de todo el Gobierno. Esa metodología sería:
definir cuáles son las prioridades y qué cuestiones se postergan. Hacerlo todo
a la vez solo se puede plantear desde quienes nunca han tenido ni siquiera la honorable
responsabilidad de Jefe de escalera. Confundirse de momento y de etapa podría
tener consecuencias desagradables.
¿Convenimos
que la prioridad es la lucha en todos los terrenos contra la pandemia?
Convenido. Introducir una batería de iniciativas por añadidura no es
pertinente. Y sin embargo, hay quien da la impresión de que es igualmente
prioritario debatir la forma de Estado, esto es, si Monarquía o República. Si
desde el Gobierno o de una parte del mismo se llega a esa conclusión o si desde
las fuerzas políticas que apoyan al Gobierno se concluye que es compatible la
lucha contra la pandemia y la ´cuestión republicana´, se estará haciendo un pan
como unas hostias. Más todavía, aprovechar los dislates del emérito para
arrimar el ascua a la sardina contribuiría a un carajal de consecuencias
imprevisibles. Lo que no quita –lo digo igualmente de clarito— la exigencia de
responsabilidades y la apertura de investigaciones sobre el emérito.
Vivimos
unos momentos de gran interés. Hay la posibilidad de abrir un nuevo ciclo de
derechos sociales, dentro y fuera del ecocentro de trabajo; y, también están en marcha nuevos derechos
civiles, como la eutanasia. Ahí está otro ejemplo de gran envergadura: la
hipótesis de una Ley de usos del tiempo. Una gran novedad en Europa.
Lo
diré con acento en do de pecho: vigílese no romper esa posibilidad por mor de
meterse en el fregado de la República. Si este Gobierno cae ni habrá ocho ni
ochenta. Y para mayor abundamiento de lo
que quiero decir, les dejo con este artículo de Carlos
Elordi: https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/gobierno-pasar-ofensiva_129_6496321.html
Por
lo demás, algunos deben recordar que ya no son monaguillos sino cardenales. Los
primeros pueden permitirse el lujo de instalarse en los espejismos, pero no los
cardenales. De manera que les es exigible más responsabilidad. Y si quieren
seguir siendo útiles ahí tienen terreno para demostrarlo: hagan una propuesta
seria, factible y viable, sobre el borrador gubernamental que plantea extender
de 25 a 35 años el cómputo para el cobro de las pensiones.
Post scriptum.--- «Lo primero es antes», explicaba con paciencia don Venancio Sacristán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.